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Pastores de Cristo

UNA PUBLICACIÓN DE ESPIRITUALIDAD PARA SACERDOTES

1999 - Ejemplar 4

INDICE


El Pastor Principal del Rebaño

Dios con nosotros

"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas, el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas." (Jn 10:11-15)1.

El Hijo de Dios se hizo Hombre por nuestra salvación. El se encarnó. Tomó en sí mismo una naturaleza humana real. Como Jesús poseía una naturaleza humana real pudo morir por nosotros como el Buen Pastor, él ha entregado su vida por nosotros, su rebaño.

Muchos pensamientos vienen a la mente cuando reflexionamos sobre la verdad de que el Hijo de Dios tomó en sí mismo una naturaleza humana y moró entre nosotros.

Sí, Jesús es el Emanuel: "Dios con nosotros." Dios se ha hecho tan tremendamente cercano a nosotros porque tenemos a Jesús. Cuanto más se centra la mente en el significado de la Encarnación, más nos vemos envueltos en el asombro de este incomprensible misterio de amor.

"No puedo dejar de hablar de Cristo porque él es nuestra verdad y nuestra luz; él es el camino, la verdad y la vida. El es nuestro pan, nuestra fuente de agua viva que mitiga nuestra hambre y satisface nuestra sed. El es nuestro pastor, nuestro guía, nuestro ideal, nuestro amigo y nuestro hermano.

"Es como nosotros pero más perfectamente humano, sencillo, pobre, humilde, y todavía aunque cargado de fatigas, es más paciente. El habló en favor nuestro; él hizo milagros; y fundó un nuevo reino: en él los pobres son felices; la paz es el cimiento de una vida en común… los hambrientos encuentran justicia, los pecadores son perdonados; y todos descubren que son hermanos unos de otros.

"La imagen que les presento es la imagen de Jesucristo. Como cristianos ustedes comparten este nombre… Así, de nuevo les repito su nombre a ustedes cristianos y lo proclamo a toda la gente: Jesucristo es el comienzo y el fin, el alfa y la omega, señor del universo nuevo, la llave clave escondida de la historia humana y de la parte que en ella desempeñamos nosotros. El es mediador --el puente, podemos decir-- entre el cielo y la tierra…. Él es el Hijo del Hombre, más perfecto que ningún hombre, siendo a la vez el Hijo de Dios, eterno e infinito. El es el hijo de María, su madre en la tierra, la más bendecida entre todas las mujeres. Ella es también nuestra madre en la comunión espiritual del cuerpo místico.

Recuerda: Es este Jesucristo al que predico día tras día. Yo veía su nombre sonando y resonando por siempre incluso hasta el fin del mundo."3

¿No ves las palabras "hágase tu voluntad" como si estuvieran escritas a través del cielo? Mírala al pie de la cruz mientras lo sostiene en sus rodillas. Sus brazos caen muertos. Y las palabras cruzan los cielos de nuevo, "que se haga no mi voluntad, que se haga la tuya". Pues él hizo la voluntad del Padre hasta su muerte en la cruz. El es colocado en la tumba mientras ella llora fuera. Contempla a la más apenada Madre. En su corazón está una aceptación de los misterios divinos que sobrepasa con mucho a la de cualquier otra persona humana. En su dolor, en sus lágrimas, ella conoció de manera profunda el inmenso regalo que Dios nos enviaba - Jesucristo, el Emanuel, el Salvador del mundo. Sabía que su hijo tenía que sufrir todo esto para así poder entrar en la gloria de la resurrección.

En el día de su resurrección, las lágrimas de María fueron en ese momento lágrimas de alegría. Se había llevado a cabo la victoria de su hijo, y esta victoria será para siempre. Y en esa primera mañana de Pascua, María también supo que todos nosotros, sus hijos, estamos llamados a compartir en la victoria de su hijo -en su resurrección- ahora, y especialmente en la vida eterna. Ella está siempre intercediendo para que con la ayuda de la gracia de Dios podamos hacer todo lo necesario para compartir tan plenamente como sea posible en la vida de la Resurrección -aquí y en el más allá.

Quiere que el Emanuel esté con nosotros en el mayor grado posible, ahora y en la vida eterna.

Jesús nos contempla en nuestro sometimiento, nos contempla orientando cada vez más nuestras voluntades hacia El. Nos ve y nos permite que nos alejemos de lo que El no quiere en nuestras vidas. Cuanto más morimos a nuestro yo falso, más nos lleva cerca de El. El está con nosotros en la medida que crece nuestro amor por El, y su alegría llega a plenitud a medida que este amor nos hace más cercanos a su corazón.

Jesús está con nosotros cuando soportamos pruebas que a veces parecen como si nunca van a terminar. Sabe que estas pruebas, adecuadamente detectadas, nos llevan a una mayor unión con El. Está con nosotros en cada pena y en cada alegría, amándonos en el silencio, lo tenemos siempre más cercano de lo que nosotros podamos apreciar.

Desde el día en que nacimos, Jesús nos ha contemplado. Está para siempre a nuestro lado, protegiéndonos, amándonos, conociendo los más secretos deseos de nuestros corazones mejor que nosotros mismos. Conoce el plan que el Padre tiene reservado para nosotros. Conoce el amor que el Padre nos tiene. Conoce los trabajos íntimos del Espíritu Santo y, de una forma subordinada a él, de María sobre nosotros para moldearnos más y más de acuerdo a su imagen.

Jesús está con nosotros así de esta manera tan íntima. Nos ayuda a crecer en el conocimiento de que él ha venido a darnos vida abundante. Nos ayuda a despertar nuestro conocimiento de que a través de su Corazón, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo moran de una manera muy especial en todos los que están en estado de gracia.


El amor Misericordioso del Padre

"No importa cuán numerosos y enormes sean los obstáculos puestos en su camino por la fragilidad humana y el pecado, el Espíritu, que renueva la faz de la tierra (ver Salmo 104,30) hace visible el milagro de la realización perfecta del bien. Esta renovación que otorga la habilidad de hacer lo que es bueno, noble, bello, agradable a Dios, y de acuerdo a su voluntad, es el florecimiento del don de la misericordia, que nos ofrece la liberación de la esclavitud del pecado y nos da la fuerza para ya no pecar más. Por el don de la vida nueva, Jesús nos hace compartir en su amor y nos conduce al Padre en el Espíritu."6


El Espíritu Santo

Estas son unas palabras de Juan Pablo II: "El Espíritu Santo, en su vínculo misterioso de comunión divina con el Redentor del hombre, es el que lleva a cabo la continuidad de su trabajo; toma de Cristo y se transmite a todos, entrando incesantemente en la historia del mundo a través del corazón del hombre… se convierte en el ‘suave huésped del alma’, al que la Iglesia incesantemente saluda en el pórtico del santuario más íntimo de cada ser humano. Porque él trae 'descanso y alivio' en medio del esfuerzo, en medio del trabajo de las manos y mentes humanas, él trae ‘descanso’ y ‘confort’ en medio del calor del día, en medio de las ansiedades, luchas y peligros de cada edad; el trae 'consuelo' cuando el corazón humano sufre y se siente tentado por la desesperación… Así pues, él limpia de todo lo que 'desfigura' al hombre, de lo ‘que es sucio’; él sana incluso las heridas más profundas de la existencia humana; él cambia la sequedad interior de las almas, transformándolas en campos fértiles de gracia y santidad.

"Lo que es ‘difícil él lo hace fácil,’ lo que ‘está helado lo hace cálido,’ lo que es ‘incorregible él lo hace nuevo’ en los senderos de la salvación."7


María

San Luis de Montfort ha sido uno de los mayores apóstoles de la devoción a María. Aquí están algunos de sus pensamientos:

"Lo mismo que en el proceso natural y del cuerpo hay un padre y una madre, de la misma manera en el orden sobrenatural y del espíritu hay un padre que es Dios y una madre que es María.

"…El Hijo de Dios desea formarse él mismo, y, por así decirlo, encarnarse cada día en sus miembros por medio de su queridísima Madre.

"…Además, Jesús es aún mucho más que nunca el fruto de María, tal como cielos y tierra repiten miles de veces al día, ‘Bendito el fruto de tu vientre, Jesús’. Por lo tanto, es cierto que Jesús es el fruto y don de María para cada persona particular que lo posee, lo mismo que lo es cierto para toda la humanidad. Consiguientemente, si cualquiera de los creyentes tiene a Jesús formado en su corazón puede orgullosamente afirmar, ‘que es gracias a María por quien yo poseo a Jesús, su fruto, y sin ella yo no lo tendría.’

"…Cuando el Espíritu Santo, su esposo, encuentra a María en un alma, se derrama y entra plenamente en ella. El mismo se da generosamente a esa alma conforme al lugar que el alma ha dado a su esposa. Una de la principales razones por las que el Espíritu Santo no actúa ahora con maravillas sorprendentes es porque no encuentra en las almas una unión suficientemente cercana con su ferviente e inseparable esposa."8


La Eucaristía

Porque si la sagrada liturgia ocupa el puesto primero de la vida de la Iglesia, el Misterio Eucarístico se encuentra en el corazón y centro de la liturgia, ya que es la fuente de vida por la que somos purificados y fortalecidos de modo que no vivamos para nosotros mismos sino para Dios, y de modo que estemos unidos unos con otros por el amor…

"Es de desear que los fieles, cada día y en gran número, participen activamente en el Sacrificio de la Misa, reciban la Santa Comunión con un corazón puro, y den gracias a Cristo Nuestro Señor por este gran regalo…

"En el transcurso del día los creyentes no debieran dejar de visitar el Santísimo Sacramento, que de acuerdo a las normas litúrgicas tiene que conservarse en las iglesias con suma reverencia en el lugar más digno. Estas visitas son una prueba de gratitud, una expresión de amor, un reconocimiento de la presencia del Señor.

"Nadie puede negar que la Divina Eucaristía confiere al pueblo cristiano una dignidad sin igual. No sólo cuando celebramos el sacrificio y recibimos el sacramento, sino que mientras la Eucaristía es conservada en nuestras iglesias y oratorios, Cristo es verdaderamente el Emanuel, es decir, ‘Dios-con-nosotros’. Día y noche está en medio de nosotros, vive con nosotros, lleno de gracia y verdad. Restaura la moralidad, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles. Se propone a sí mismo como ejemplo a los que vienen a El para que todos aprendan a ser como El, pacientes y humildes de corazón y buscar no sus propios intereses sino los intereses de Dios.

"Todo el que se acerque a este augusto Sacramento con auténtica devoción y se afane en responder con amor generoso al infinito amor de Cristo, experimentará y entenderá plenamente -con gran alegría y provecho espiritual - lo precioso que es la vida escondida con Cristo en Dios… porque no hay nada que más consuele en la tierra, nada que sea más eficaz para el progreso en el camino de la santidad.

"Consiguientemente, ustedes se dan cuenta, estimados hermanos, que la Eucaristía es reservada en las iglesias y oratorios como el centro espiritual de la comunidad religiosa o de la parroquia, sí, de la iglesia universal y de toda la humanidad, ya que bajo la apariencia de las especies, se contiene, la Cabeza Invisible de la Iglesia, el Redentor del mundo, el centro de todos los corazones…

"De aquí se sigue que el culto dado a la Divina Eucaristía persuade poderosamente al alma para desarrollar un amor ‘social’… Consideremos como intereses propios los intereses de la comunidad, de la parroquia, de la Iglesia entera, extendiendo nuestra caridad a todo el mundo, porque sabemos que por todas partes hay miembros de Cristo."12

"Puede que tengamos que afrontar muchos sufrimientos; no nos sentiremos traumados. Estamos siendo protegidos por nuestra Madre del cielo, ella extiende su manto sobre nosotros. Tenemos que someternos al Corazón de Jesús y al Corazón de María. Tenemos que estar profundamente unidos a sus Corazones. Tenemos que reflexionar a cerca de la presencia del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo en nosotros. Tenemos que orar para que logremos la gracia de conocer y amar más a Dios. Debiéramos suplicar al Padre, en unión con Jesús en el Santo Sacrificio de la Misa, en el Espíritu Santo, y a través de la poderosa intercesión de la virgen María."


El Sacerdocio

"Este existir con los demás y para los demás se concretiza a través del servicio. Jesús se presentó a sí mismo como el Hijo del Hombre que vino a servir (cf. Mateo 20,28; Marcos 10,45). Juan presenta a Jesús dejando a un lado su manto para lavar los pies de sus discípulos, pidiéndoles que siguiesen su ejemplo. (cf. Juan 13,4-16)… Como nos afirman los Obispos alemanes en un documento sobre el servicio sacerdotal: En todos estos y en otros muchos textos del Nuevo Testamento no hay vestigio ni de triunfalismo jerárquico ni de arrogancia autoritaria. Por el contrario, estos textos hablan de una misión especial de liderazgo dedicado y orientado a la unidad, y de un compromiso de servicio al evangelio.’

"La connotación de servicio corrige inmediatamente cualquier falta de entendimiento que pudiera estar conectado al aspecto de autoridad que el sacerdote recibe sobre su comunidad. Tenemos que distinguir entre autoridad y poder. Jesús enseñaba con autoridad. Pero sus enseñanzas como sus acciones estaban siempre orientadas a la liberación de las personas. Lo mismo debiera poderse decir del pastor cristiano. Recibe autoridad con su ministerio sacerdotal, pero, ‘esto es algo totalmente diferente de una credencial para ejercerla sobre los que tiene bajo su cuidado. Más bien esta autoridad existe siempre por motivo de servicio. Cristo nos ha dado el ejemplo: Su servicio máximo fue entregar su vida por sus amigos’ ."13

"Pero soy consciente siempre de que es Dios quien inició mi relación de amistad con El. Dios me inició en el camino Jesuita al agraciarme con una experiencia profunda e intensa de su presencia y amor. Luego, habiendo sentido esa experiencia, difícilmente podría resistir, y pronuncié mi ‘sí’ con todo mi corazón…

"Pero a medida que ha pasado el tiempo y se ha desarrollado esta relación de amistad, he descubierto una resistencia. He encontrado los límites de mi amor. Las ideologías y los principios no enfatizados por un amor constante no son fundamentos adecuados para la fidelidad. Y así, yo oro por una experiencia renovada de la presencia y amor de Dios."14


La Iglesia y la reconciliación

"La reconciliación con Dios es reconciliación también con toda la Iglesia, y en cierto sentido con toda la creación, cuya armonía se encuentra atropellada por el pecado. La Iglesia es mediadora de esta reconciliación. Es un papel que le asignó su Fundador, que la dio la misión y el poder de perdonar los pecados. Así pues cada situación de reconciliación con Dios tiene lugar en una explícita o implícita, consciente o inconsciente relación de amistad con la Iglesia."15


Muriendo cada día por los demás

Jesús nos dice: "No hay amor más grande que este dar la vida por sus amigos." (Jn 15:13)

En momentos poco comunes de reflexión heroica, tal vez hemos soñado con modos y caminos sensacionales a través de los que puede que seamos llamados a entregar la vida por nuestros hermanos y hermanas en la familia humana. Para la mayoría de nosotros, sin embargo, esa oportunidad probablemente nunca se presente -y no debiéramos lamentarnos de ello. Nuestra valentía podría bien ser mucho menor en una situación real de lo que es en las proporciones exageradas de los pensamientos. La mayor parte de la gente actúa mejor en una atmósfera menos heroica de la rutina diaria. Así cada día, ordinariamente tan semejante al que sigue como al que precede, ofrece constantes oportunidades para la entrega de nuestras vidas por los otros. Si estas oportunidades diarias son menos sensacionales que las ocasiones más heroicas, sin embargo son mucho más numerosas, y, por tanto, mucho más presentes y de una manera continua como posibilidades para servir a los otros.

El morir a diario por los demás significa muchas cosas. Significa suprimir esas tendencias egoístas insistentes, que, si las dejamos al libre albedrío, gradualmente estrechan nuestra visión de tal manera que difícilmente pensamos en ningún otro que nosotros mismos. El morir a diario significa trabajar para ser amable y paciente—aparentemente cosas pequeñas pero inmensamente importantes para mantener un espíritu de armonía. El morir a diario por los demás significa ser fieles a nuestro trabajo, aunque esta fidelidad tiene que ser expresada en medio de sentimientos negativos tales como desesperación, pereza, aburrimiento y desinterés. El morir a diario por los demás significa estas y otras muchas cosas, algunas de las cuales todos compartimos en común, algunas de las cuales son peculiares a la singularidad de cada persona. Uno de estos elementos comunes es este: El morir por los otros a diario y de modo variado es una expresión de nuestra preocupación actual mientras al mismo tiempo aumenta nuestra capacidad para amar a los demás en el futuro.


La Oración

Ya que la vida cristiana en toda su amplitud no existe sin sus dificultades, igualmente la práctica de la oración no existe sin sus cruces. La oración acarrea sufrimientos y también alegrías. Cada acto cristiano lleva impreso en sí el sello de la muerte y resurrección de Cristo. Para experimentar la dimensión de resurrección de la oración exige una voluntad de abrazar el aspecto de muerte. Igualmente, el aspecto de muerte siempre tiene que ser visto con relación a la resurrección. El sufrimiento cristiano nunca es un fin en sí mismo, sino siempre un instrumento –y, es importante notar, un instrumento inevitable- para lograr una vida mejor. Es fácil que admitamos esto en teoría, pero en concreto, en la existencia diaria es demasiado fácil perder esta perspectiva.

¿Cuáles son algunas de las dificultades, algunos de los sufrimientos conectados con la oración? Para orar bien se exige una autodisciplina básica para ser usada durante y fuera de los períodos de oración. Si no tenemos un ascetismo, una disciplina personal fuera de la oración, difícilmente podemos espera ser adecuadamente disciplinados durante la oración. Para fijar un tiempo de oración todo nuestro ser tiene que estar impregnado de una sensata autodisciplina -el cuerpo, el intelecto, la voluntad, la memoria, las emociones, y todo lo demás. Esta autodisciplina nos cuesta; es de hecho una forma de morir con Cristo. Pero de nuevo, el morir es un instrumento para hacernos más enérgicos -cristianos más vigorosos y maduros.

Una dificultad que experimentamos con frecuencia durante la oración es que nos amontonamos con distracciones. Sólo en una oración mística más alta, cuando las gracias contemplativas están poderosamente en acción, desaparece toda distracción. Pero obviamente sólo un pequeño porcentaje de gente es bendecido con estas gracias especiales de una manera significativa. El objetivo de conseguir la madurez en la vida espiritual puede lograrse por todos los que siguen el camino más ordinario de la oración, pero de nuevo este camino está salpicado de distracciones. La tarea, pues, no es ansiar que se eliminen estas distracciones por completo, sino más bien afanarse por diminuirlas y controlarlas. La sequedad es otro sufrimiento que se experimenta durante la oración. Estamos abocados a tener muchas frustraciones si esperamos que a menudo nuestra oración se vea acompañada de altas emociones. Si las emociones son eficaces en traernos un consuelo evidente, durante la oración, nos sentimos muy agradecidos. Si nos falta este aspecto, sin embargo, no tenemos que desanimarnos. Más bien, tenemos que darnos cuenta que la esencia de la oración reside en la actividad agraciada de nuestros intelectos y voluntades –una actividad que no necesita ser acompañada por una consolación experimentada con especial intensidad. A veces sufrimos durante la oración porque Dios parece estar lejos. Anhelamos una unión mayor con Dios, pero sentimos como si hubiese un muro entre Dios y nosotros. Cuando sucede así, debiéramos examinarnos para ver si hay alguna deficiencia clara y significativa en nuestra actual vida cristiana. ¿Hay algo que estamos haciendo y no debiéramos hacer, o algo que debiéramos hacer y no lo estamos haciendo? Si esta reflexión no nos descubre ninguna deficiencia importante, podemos estar razonablemente seguros de que esta experiencia de Dios apareciendo distante es uno de los sufrimientos que podemos encontrar durante el desarrollo de la trayectoria de la oración. Tenemos que recordar también, como nos recuerdan las vidas de los místicos, que Dios puede estar verdaderamente muy cerca precisamente en esos momentos cuando parece estar lejos.

Hay un último dolor experimentado durante la transformación del proceso de la oración a medida que uno avanza cada vez más en un despertar del falso yo a un despertar del auténtico yo. Atravesar cortando las capas de orgullo, egoísmo, avaricia, pereza, hedonismo, y más por el estilo, que cubre y obscurece el auténtico ser de la prístina imagen de Cristo no es una tarea ausente de dolor. El hecho de no avergonzarse de la luminosidad de la oración que apunta a estas feas manifestaciones del falso yo, lleva consigo un proceso de dolor. Igualmente, el hecho de no avergonzarse de cooperar con la fuerza de la oración para corregir estas manifestaciones del falso yo, exige una voluntad de sufrir.

A medida que penetramos las capas del yo falso y descendemos más y más al reino vibrante y refrescante del yo auténtico, nos abrimos también al sufrimiento que acompaña a un cierto tipo de miedo. Durante la oración, a medida que nos hacemos más conscientes del yo auténtico, a semejanza del mismo Cristo, y lo que este yo auténtico exige, podemos sentir miedo. Sabemos que el yo auténtico ansía una mayor unión de amor con Dios, pero tenemos miedo de lo que él quiere de nosotros. Dudamos. Queremos decir un ‘sí’ completo al amor de Dios pero puede que lo encontremos difícil de llevar a cabo. Fluctuamos, estamos divididos entre el deseo de llegar a estar más cerca de Dios en Cristo y el enorme miedo de darnos cuenta del costo que ello implica. Este estado de suspense, puede, en realidad, ser muy doloroso. Tenemos que darnos cuenta que el dolor de la fluctuación, el dolor de esta forma de ser indecisa, es mayor que el sufrimiento que implica dar a Dios lo que El quiere.

Cualquiera que sea la dificultad, cualquiera que sea el dolor que tengamos que experimentar en la oración, vamos a permanecer en una paz de espíritu básica. A medida que se desarrolla la vida espiritual nos guía a una paz que nunca antes se ha experimentado tan profundamente a pesar del sufrimiento que acompaña al proceso de esta madurez espiritual. Este principio es también obviamente cierto para esa dimensión de la vida cristiana que es la vida de oración. Una vida de oración en desarrollo progresa hacia una mayor paz, y mientras, Jesús nos acerca cada vez más al Padre, en el Espíritu Santo, y con María a nuestro lado.


El Cristiano y el Mundo

Dios nos llama a compartir su amor por la Creación. Nos llama a participar en su trabajo creador y redentor. Nuestro celo y entusiasmo en aceptar esta invitación de asistir al movimiento evolutivo del mundo hacia Dios en Cristo depende obviamente del amor que tengamos a Cristo. Si el amor que le tenemos es débil y mediocre, tendremos poco celo para aguantar pacientemente las dificultades y privaciones que son inevitables para ayudar en el proceso de implantar más vigorosamente el nombre de Jesús en el universo. Cuanto más lleguemos a entender lo que significa ser amado por Cristo, mayor será el vínculo de amor entre Cristo y nosotros y más contribuiremos a la restauración de todas las cosas en Cristo. Tenemos que abrir constantemente nuestros corazones al calor del Espíritu para que la acción del Espíritu pueda crear de manera creciente en nosotros un entusiasmo por Cristo semejante al que El inspiró en San Pablo: "Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes espirituales, ni el presente, ni el futuro, ni las fuerzas del universo, sean de los cielos, sean de los abismos, ni creatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios, que encontramos en Cristo Jesús, nuestro Señor." (Rom. 8,38-39)

Nuestro celo por profundizar en la belleza del destino cristolólgico del mundo depende también del amor que tengamos por nuestros hermanos y hermanas en la familia humana. Contribuir adecuadamente al progreso de la cristianización del orden mundial conlleva un amor constante, vibrante y lleno de penalidades por los demás. De nuevo San Pablo es un ejemplo para nosotros: "Sinceramente, para mí, Cristo es mi vida y morir es una ventaja. Pero si la vida en este cuerpo me permite aún un trabajo provechoso, ya no sé qué escoger. Estoy apretado por los dos lados. Por una parte desearía partir y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor. Pero a ustedes les es más provechoso que yo permanezca en esta vida." (Fil 1,21-24)

Nosotros debiéramos tener un amor más profundo que los no creyentes por el mundo que Dios hizo. Todo lo que es bueno y auténtico y bello, todo lo que alcanzamos en esperanza, todas las posibilidades de un progreso verdadero del mundo, todos los sueños dignos y entusiastas por un mundo mejor -sí, debiéramos ansiar todo esto más profundamente que los no creyentes. ¿Por qué? Porque sabemos que el mundo pertenece a Cristo. Sabemos que la búsqueda del corazón humano por lo auténtico, lo bueno y lo bello es en definitiva una búsqueda de Cristo. Sabemos que cualquier paso auténtico en el camino de conversión del mundo marca un profundizar de este proceso donde la familia humana y el orden del mundo entero se unen más al centro y corona del universo, el mismo Cristo. San Pablo nos habla de este centro que es Cristo:

"El es la imagen del Dios que no se puede ver,
el Primogénito de toda la creación,
ya que en él fueron hechas todas las cosas;
las del cielo y las de la tierra;
lo visible y también lo invisible.
Gobiernos, Autoridades, Poderes y Fuerzas sobrenaturales.
Todo fue hecho por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo se mantiene en él.
Y él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir la Iglesia.
" (Col 1,15-18)


Pedro Arrupe y el Corazón de Cristo

Continuamos nuestras series de reflexiones sobre el Corazón de Cristo tomadas de los escritos de Pedro Arrupe S.J., el Superior General número veintiocho de la Compañía de Jesús: "El mundo actual tiende a la unidad. Hay grupos y asociaciones de carácter nacional, europeo, intercontinental e incluso mundial. En 1964 en su Mensaje de Navidad al mundo, el Papa Pablo VI habló del mal del clasismo, tan rígido y opresor en nuestra sociedad contemporánea, habló también de la unidad espiritual y de la hostilidad que opone ideologías, métodos, intereses, y organizaciones en el entretejido de la comunidad. Por una parte, estos fenómenos sociales mixtos y vastos unen a los hombres que tienen intereses comunes; pero por otra parte, crean brechas y distancias inseparables entre las diferentes categorías. Convierten su oposición sistemática en una forma de vida que da un aspecto oscuro y cínico de discordia y antipatía a nuestra sociedad que está totalmente desarrollada desde el punto de vista técnico y económico.

"Todas estas aspiraciones de la humanidad de unirse a pesar de todas las barreras y muros de división ya que se siente ella misma una en su origen, naturaleza y derechos, son aspiraciones profundamente cristianas. Encuentran, sin embargo, y encontrarán siempre obstáculos insuperables, hasta que se logre el momento en que todos compartan de alguna manera ese elemento catalítico que es el amor de Cristo. Porque este amor impulsa a cada uno a darse a sí mismo a la comunidad como don fraternal, y asegura que cada uno reciba los dones de los otros. Sólo con la fuerza del corazón de Cristo cada uno de nosotros es capaz de controlar el egoísmo en favor de la comunidad"16


La Teología de la Consagración

A. Boussard da un excelente y conciso esquema de la teología de la consagración: "Con la Encarnación, en y por ella, la humanidad de Jesús es consagrada para que al hacerse Hombre, Jesús sea ipso facto constituido Salvador, Profeta, Rey, Sacerdote, Víctima del único sacrificio que iba a salvar el mundo. El es el "Ungido" por excelencia, el Cristo totalmente perteneciente a Dios, siendo su humanidad la de la Palabra animada por el Espíritu Santo. Cuando, por un acto libre de su voluntad humana, acepta lo que El es, para hacer lo que fue enviado a hacer, puede decir que se consagra a "sí mismo". En Cristo, por tanto, lo que pudiera ser llamada su consagración ‘subjetiva’ es una respuesta perfecta a la consagración ‘objetiva’ producida en su Humanidad a través de su Encarnación… Por el bautismo los cristianos son también consagrados y ‘ungidos’ por el poder del Espíritu. Participan, en su medida, de la consagración fundamental de Cristo, de su carácter de Sacerdote, Profeta, y Rey….

"Con Cristo y a través de Cristo son ordenados a la gloria de Dios y la salvación del mundo. No se pertenecen a sí mismos. Pertenecen a Cristo el Señor, que les comunica su propia vida….

"La vocación de los que han sido bautizados es ‘vivir’ esta consagración por una unión voluntaria -y lo más perfecta que sea posible- a lo que han quedado constituidos. Viviendo como ‘hijos de Dios’ llevan a cabo subjetivamente su consagración objetiva; como Jesús, se consagran a sí mismos. Este es el significado más profundo de los votos y promesas bautismales, junto con la forma de vida que les corresponde. La consagración bautismal es la fundamental, la constitutiva del cristiano. Todas las consagraciones que vengan después de ella la presuponen y están enraizadas en ella…"


Una Oración por los Sacerdotes

Muchos laicos rezan por nosotros, y de manera organizada. ¿No es justo que también nosotros recemos por todos nuestros hermanos en el sacerdocio, y de manera regular? Aquí sigue una oración que nos puede ayudar en este intento.

"Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, te pedimos que en el gran amor y misericordia de tu Corazón atiendas las necesidades de tus pastores sacerdotes a través de todo el mundo. Te pedimos que atraigas de nuevo a tu Corazón a todos los sacerdotes que se han separado seriamente de tu sendero, que vuelvas a encender el deseo de santidad en los corazones de esos sacerdotes que han perdido el entusiasmo, y que continúes dando a los sacerdotes fervientes el deseo de una santidad cada vez más alta. Unidos a tu Corazón y al Corazón de María, te pedimos que presentes esta petición a tu Padre celestial en la unidad del Espíritu Santo. AMEN".

Esta oración ha sido tomada del Manual de Oraciones de los Asociados de Pastores de Cristo, una rama de los Ministerios de Pastores de Cristo. Los asociados son miembros de los grupos de oración que se reúnen regularmente a orar por las necesidades de toda la familia humana, pero especialmente por los sacerdotes. Si le interesa una o varias copias de este manual de oración, y más aún, si le gustase recibir información de cómo comenzar un grupo de Pastores de Cristo, póngase en contacto con nosotros en la siguiente dirección:

Shepherds of Christ
P.O. Box 193
Morrow, Ohio 45152-0193
Teléfono (llamada gratis): 1-800-211-3041
Teléfono 513-932-4451
Fax: 513-932-6791


Acto de Consagración

Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón, traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia, la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta. Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. ¡Corazón de Jesús yo pongo en Ti mi confianza!

Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal. Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo. Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al Padre en el Espíritu Santo.


Letters

Junio 30, 1999

Reverendo y querido Padre Carter:

Los más afectuosos saludos desde Plentong, Malasia.

Le escribo para agradecerle por su amabilidad y buen tino en enviarnos varias copias de su Carta de Espiritualidad para Sacerdotes. Hemos recibido los ejemplares uno y dos del año 1999.

No hay duda que nuestros sacerdotes se beneficiarán con los artículos de su Carta y tengo la esperanza de que los inspire y anime a buscar la santidad en su trabajo pastoral.

Con renovada gratitud y afectuoso respeto.

Sinceramente suyo en el Señor.
Obispo James Chan
Diócesis de Melaka-Johor


Querido Padre Edward J. Carter, S.J.:

¡Saludos y los mejores deseos en mi plegaria!

Estoy edificado, etc., por mis lecturas de Pastores de Cristo...

Felicidades por la publicación de esta excelente "joya de espiritualidad".

Oremus pro invicem.

Sinceramente, en Cristo nuestro Buen Pastor y Sumo Sacerdote…

Padre Bruce Riski, Capuchino
Appleton, Wisconsin


Querido Reverendo Padre Edward Carter:

Soy Am Nguyen, un sacerdote Salesiano. Soy estudiante a tiempo completo en el programa S.T.D. de la Escuela de Teología de los Jesuitas en Berkeley. Mi deseo es que después de completar los estudios yo pueda volver a Vietnam.

He recibido con asiduidad "Pastores de Cristo". Aprecio en mucho cuanto usted está haciendo al promover un nuevo despertar del don del sacerdocio.

Me pregunto si yo puedo recibir una copia gratis de las Cartas en cassette y coleccionadas en forma de libro. Encendido en celo por servir al Cuerpo de Cristo con más efectividad a través de una continua renovación espiritual, pienso que estas Cartas serán muy útiles. A la vez deseo poder compartirlas con mis otros compañeros sacerdotes en Vietnam.

Gracias por su atención. Que el Señor bendiga su ministerio y lo haga provechoso para gloria de su Iglesia.

Con inmensa gratitud y oraciones en Cristo el Señor.

Am Nguyen, S.D.B


NOTAS:

  1. Las citas bíblicas son tomadas de La Nueva Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas (Madrid) y Verbo Divino (Estella, Navarra).
  2. Los Documentos del Vaticano II, "Constitución sobre la Sagrada Liturgia", America Press Edition, Núm.7.
  3. La Liturgia de las Horas, Catholic Book Publishing Co., Vol. III, pp. 418-419.
  4. Pedro Arrupe, S.J., Sólo en El está nuestra Esperanza, Institute of Jesuit Sources, p. 88.
  5. El corazón de Newman: Una síntesis organizada por Eric Prywara, S.J., Ignatius Press, p. 174.
  6. El Papa Juan Pablo II, tal como aparece en ¡Celebrad el 2000!, Servant Publications, pp 158-159.
  7. El Papa Juan Pablo II, Carta Encíclica, Señor y Vivificador, Pauline Books and Media, Núm. 67.
  8. Sólo Dios: Colección de Escritos de San Luis de Montfort, Montfort Publications, pp. 298-299.
  9. Los Documentos del Vaticano II, "Constitución sobre la Sagrada Liturgia", America Press Edition, Núm. 17.
  10. Ibid. Núm. 48.
  11. El Papa Pío XII, Carta Encíclica, El Cuerpo Místico, AAS, XXXV, pp. 232-233.
  12. El Papa Pablo VI, Carta Encíclica, El Misterio de la Fe, St. Paul Books and Media, pp. 5, 25, 26.
  13. Nicholas Cachia, La Imagen del Buen Pastor como una Fuente de Espiritualidad del Sacerdocio Ministerial (última anotación en la anotación de J. O’Donnell - S. Rendina, Sacerdocio, p. 46), Pontificia Universita Gregoriana, pp. 312-313.
  14. Marcos Horack, S.J., Importunando a Dios, tal como aparece en National Jesuit News, June, 1999, p. 20.
  15. El Papa Juan Pablo II, tal como aparece en Habla el Papa, 37/5, 1992, 305, tal como aparece en ¡Celebrad el 2000!, Servant Publications, p. 149.
  16. Pedro Arrupe, S.J., Sólo en El está nuestra Esperanza, Institute of Jesuit Sources, p.113.
  17. A. Boussard, tal como aparece en Diccionario de María-, Catholic Book Publishing Co., pp. 54-55.

 


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1999, EJEMPLAR 4
pastores de Cristo

Los Ministerios de Pastores de Cristo
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Pastores de Cristo, una publicación de espiritualidad para sacerdotes, se edita cada dos meses por Shepeherds of Christ Ministries, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193, USA. Como su distribución es gratis para todos los sacerdotes de los Estados Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para nosotros. Sugerencias y comentarios son bienvenidos, así como los cambios de dirección y direcciones de los [sacerdotes] recién ordenados. El permiso de reproducción está garantizado para uso no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teología en la Universidad Javier en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries. Presidente de la junta de Directores es John Weickert. Presentación del Buen Pastor por el Hermano Jerome Pryor J.S. Arreglos y diseños gráficos por Joan Royce. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionando una red de conexión mundial de grupos de oración para laicos/religiosos, Asociados a Pastores de Cristo, oficina principal en 2919 Shawhan Road, Morrow, Ohio 45152, USA telefono 513-932-4451, fax 513-932-6791.


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