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Pastores de Cristo

UNA PUBLICACIÓN DE ESPIRITUALIDAD PARA SACERDOTES

1997 - SEPTIEMBRE/OCTUBRE

INDICE


El Pastor Principal del Rebaño

La vida en Cristo Jesús

"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas, el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas." (Jn 10:11-15)1.

Sí, ha entregado su vida por nosotros. A través de su vida, de su sufrimiento brutal y agonizante, de su muerte en cruz, de su gloriosa resurrección, El nos ha conquistado una nueva vida. Verdaderamente vivimos una nueva vida en Jesús: "¿Cómo podrían ignorar este punto? Los que fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fuimos sumergidos con él para participar de su muerte. Pues, por el bautismo, fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su muerte, y, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, también nosotros hemos de caminar en una vida nueva." (Rom 6,3-4).

Y Pablo nos habla de nuevo: "...por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona." (2 Cor 4, 10).

Cristo ha venido a darnos una parte en la vida trinitaria. En el bautismo las personas de la Trinidad se nos han dado de una manera extraordinaria. La cercanía de la comunicación trinitaria imprime en nosotros la imagen de la Trinidad. Ya que Cristo como hombre reconcilia este don trinitario, esta imagen posee también una dimensión a semejanza de Cristo. Esta semejanza de Cristo, imagen trinitaria en nosotros es nuestra vida de gracia santificante. Esta vida de gracia, este Cristo-vida, nos permite comunicarnos con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, las personas divinas que moran dentro de nosotros. Cristo-vida nos permite volcarnos nosotros mismo en amor a Dios y al prójimo.

La vida que Cristo nos ha dado no es un tipo de estructura añadida que se levanta sobre nuestra naturaleza humana. Aunque naturaleza y gracia son distintas, no caminan una al lado de la otra como seres independientes. Más bien, la gracia permite su existencia a la naturaleza. El cristiano es una persona agraciada. El o ella han sido elevados a una forma más alta de vida en Cristo Jesús. Nada de lo que es auténticamente humano ha sido excluido de esta nueva existencia. Todo lo que es realmente humano en la vida del cristiano está destinado a ser una expresión de Cristo-vida. Las sencillas pero profundas alegrías de la vida familiar, la alegría de ser aceptado por otra persona en una íntima amistad, la admiración de las bellezas de la naturaleza, la agonía de tener que hacer decisiones importantes, el éxito o la frustración experimentados en el propio trabajo, la alegría de ser bien recibidos por los demás y el dolor de cabeza de no ser entendidos -todas estas experiencias humanas pretenden ser asumidas en Cristo y hechas más profundamente humanas por El.

Cristo ha venido, pues, no a destruir nada que es auténticamente humano, sino a perfeccionarlo llevándolo a una plenitud de gracia.

Aquí siguen un puñado de ideas referentes a nuestra vida en nuestro Salvador, nuestra vida en Cristo Jesús nuestro Señor.

"Yo soy la vid verdadera,
y mi Padre el viñador.
Si alguna de mis ramas no produce fruto,
él la corta;
y limpia toda rama que produce fruto
para que dé más.
Ustedes ya están limpios:
La palabra que les he dirigido
los ha purificado.
Permanezcan en mí
y yo permaneceré en ustedes.
Como la rama no puede producir fruto por sí misma
si no permanece en la planta,
así tampoco pueden ustedes producir fruto
si no permanecen en mí.
Yo soy la vid y ustedes las ramas.
Si alguien permanece en mí, y yo en él,
produce mucho fruto,
pero sin mí no pueden hacer nada. (Jn 15,1-5).


Reflexiones sobre la Escritura


El Sacerdote y la Eucaristía


Reflexiones sobre la Oración


Palabras de Henri Nouwen

Aunque la muerte se lo ha llevado de entre nosotros en cierto sentido, Henri Nouwen siempre permanecerá con nosotros a través de sus palabras escritas. Aquí tenemos unos pocos extractos de estos escritos.


Un Sentido de Perspectiva

La vida, en su básica orientación y finalidad, es realmente bastante sencilla. Sin embargo, esta simplicidad fundamental de la vida se expresa en multiplicidad de formas. Como consecuencia, el variado y completo cuadro de la existencia humana se compone de muchas piezas. No es siempre fácil conservar cada pieza en su propio lugar. Para intentar conservar todos los aspectos de la vida en equilibrio se requiere un constante esfuerzo. Mantener un propio sentido de perspectiva ofrece un reto que presenta constantes exigencias sobre las capacidades de nuestra madurez cristiana.

Toda suerte de experiencias humanas, algunas agradables, otras inspiradoras, y otra dolorosas, pueden actuar como intrusas en nuestro sentido de perspectiva. Estas experiencias, si no son manejadas correctamente, pueden desviarnos de una visión equilibrada de la vida. ¿Cuales son algunas de estas experiencias?

Las ocasiones de fracaso tienen un extraño poder para extorsionar nuestro sentido de perspectiva. El fracaso, especialmente cuando es en grandes proporciones, parece extender su manto sobre nuestra entera consciencia, tratando de hacernos olvidar las muchas veces que hemos gustado el éxito. El fracaso puede ser una fuente de crecimiento. Pero no automáticamente. Lleva, más bien, un doloroso esfuerzo hacer que de la experiencia de fracaso obtengamos un factor positivo en nuestro viaje hacia la madurez cristiana.

En el otro extremo del espectro encontramos situaciones de felicidad y éxito. Estas por diferente motivos, pueden también hacernos perder un sentido de proporción si no son adecuadamente asimiladas. En tiempos de éxito y felicidad, particularmente en los momentos de eufórica felicidad, tenemos que mantener nuestros corazones con una moderada y firme comprensión no sea que nos lleven a caminos indeseados. La felicidad puede ser un ímpetu e inspiración para una exitosa vida. Pero si no son adecuadamente controlados, los momentos de éxito y felicidad pueden ser un vino pesado que carga la cabeza. En nuestro deseo de continuar disfrutando del brillo de la felicidad, podemos bloquear otros aspectos de nuestras vidas -la llamada del deber o cualquier otra cosa- que exigen justamente dedicarles un tiempo y atención

La experiencia del fracaso -que mencionamos más arriba- es una clase de sufrimiento. Pero hay también otras muchas clases. Mientras miramos al sufrimiento con una mirada de fe, vemos que ésta está llamada a ser expansiva. Pretende, a través de su proceso de purificación, ahondar en nuestra capacidad de vivir en plenitud. El sufrimiento, asimilado adecuadamente, tiene un poder especial de hacernos capaces de un más profundo amor a Dios y al prójimo. Si, por otra parte, rechazamos el sufrimiento puerilmente, si lo boicoteamos en su impulso purificador, entonces el sufrimiento tiene el efecto contrario. Nos predispone a hacernos más amargados.

Lejos de ampliar nuestras miras, nos las estrecha. Nos vuelve egoístamente sobre nosotros mismos. Nos enrola en un proceso de continuo lamento de nosotros mismos. Estrecha de tal forma nuestra visión que nos hace mirar nuestro dolor morbosamente en un sentido que deforma la experiencia del sufrimiento. Rehusamos ver el puesto del sufrimiento en una más amplia perspectiva de todo lo que nos rodea. Nos resistimos a ver que el sufrimiento es una inevitable dimensión de la vida. Porque hemos perdido perspectiva, no podemos ver que si uno no acepta voluntariamente el sufrimiento, la persona está rechazando continuar en la búsqueda de su madurez. Rechazar el sufrimiento es rechazar el crecimiento personal.

La ansiedad concerniente a una tarea particular o a un objetivo que queremos llevar a cabo es otra clase de experiencia que puede estrechar la amplitud de miras que nos da una equilibrada visión de la vida. Y porque este asunto es muy importante para nosotros, comenzamos a pensar que el verdadero éxito o fracaso de la misma vida depende en si somos o no capaces de llevar a su fin la tarea o realizar el objetivo en cuestión. Tendemos a perder perspectiva. Tendemos a estrechar nuestras miras contemplando casi exclusivamente el asunto que llevamos entre manos, olvidando que, mientras que esto es importante, no cubre sino un solo punto del largo viaje que es la totalidad de nuestra existencia humana.

Los ejemplos mostrados son escogidos de entre muchas posibilidades de experiencias de vida, y son suficientes para hacernos entender que mantener un constante y dinámico sentido de perspectiva no es una tarea fácil. Pero el logro de una equilibrada visión de la vida merece la pena todo esfuerzo. La gente que mantiene una apropiada perspectiva de la vida manifiesta una confiada calma. Pueden experimentar fracaso, éxito, sufrimiento, alegría, felicidad, y ansiedad. Pero la experiencia de todo esto es canalizada a través del prisma que es una equilibrada visión de la vida. Como resultado, estas personas parecen estar básicamente en paz con ellas mismas, y de una manera constante. Son personas que están profundamente empapadas de la paz de Cristo, este Cristo que siempre mantuvo esa perspectiva perfecta de la existencia humana.


Pastores en Cristo

San Agustín escribió estas palabras para los sacerdotes: "Ciertamente, si hay buen rebaño hay también buenos pastores; el buen rebaño promociona a los buenos pastores. Pero todos los buenos pastores son uno con el único buen pastor; forman una unidad. Sólo si ellos alimentan el rebaño, Cristo está alimentando el rebaño. Los amigos del novio no hablan con su propia voz, sino que se alegran enormemente escuchando la voz del novio. El mismo Cristo es el pastor cuando ellos actúan como pastores. íYo les cuidoí, nos dice, porque su voz está en sus voces, su amor en el amor de ellos...

"Todos los pastores debieran ser uno en el único buen pastor. Todos debieran hablar con la única voz del único pastor, para que el rebaño pueda oír y seguir a su pastor; no éste o éste otro pastor, sino el único pastor. Todos debieran hablar con una sola voz en Cristo, no con diferentes voces... El rebaño debería oír la voz limpia de todo cisma, libre de toda herejía..."17

Estas palabras de San Agustín subrayan la profunda unión que existe entre Cristo y sus pastores. Edificando sobre el pensamiento de San Agustín deberíamos intentar siempre crecer en la convicción de que cuanto más unido esté el pastor a su Salvador y Maestro, más fructífero es su ministerio. El Vaticano II nos dice: "Por otra parte, la santidad misma de los sacerdotes contribuye en gran manera al ejercicio fructuoso del propio ministerio; pues si es cierto que la gracia de Dios puede llevar a cabo la obra de salud aun por medio de ministros indignos, de ley ordinaria, sin embargo, Dios prefiere mostrar sus maravillas por obra de quienes , más dóciles al impulso e inspiración del Espíritu Santo, por su íntima unión con Cristo y la santidad de su vida, pueden decir con el Apóstol: 'pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.'" (Gál.2,20)18


María y el Sacerdote

María y el Sacerdote

El Padre Arturo Culkins, un doctor contemporáneo en conocimientos Marianos, nos ofrece estas palabras sobre María y el sacerdote:

"Si cada cristiano debiera verse a sí mismo en el Apóstol Juan, confiado a María como su hijo o hija, cuánto más debieran los sacerdotes reconocerse a sí mismos como hijos de María, como el sujeto de un 'doble' encargo a ella. Y digo 'doble' porque ellos son sucesores de Juan por título duplicado: como discípulos y como sacerdotes. Esto es hermosamente desgranado por el Santo Padre en su "Carta de Jueves Santo a los Sacerdotes" de 1988: '¡Si Juan al pie de la Cruz representa de alguna manera a todo hombre y mujer a los que la maternidad de la Madre de Dios es espiritualmente extendida, cuánto más esto nos concierne a cada uno de nosotros, que estamos sacramentalmente llamados al ministerio sacerdotal de la Eucaristía en la Iglesia!'...

"Aunque Jesús había confiado ya a cada sacerdote a su Madre desde lo alto de la Cruz y el Papa lo ha hecho cientos de veces, es todavía necesario que el sacerdote lo haga por sí mismo si es que él realmente ansia experimentar el poder y protección de la Madre de Dios en su vida tal como su Divino Hijo lo desea. Los sacerdotes que lo han hecho así conocen la diferencia.".19


La Trinidad en nuestras vidas

El Papa Juan Pablo II nos habla de la acción del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo en nosotros: "La verdad revelada en Cristo, a cerca del 'Padre de las misericordias' nos hace posible 'verle' como extraordinariamente cercano al hombre, especialmente cuando el hombre está sufriendo, cuando se encuentra bajo la amenaza en lo más íntimo de su existencia y dignidad. Y esto es por lo que en esta situación de la Iglesia y el mundo de hoy, muchas personas individualmente y en grupos guiados por un vivo sentido de fe están volviendo, yo diría casi espontáneamente, a la misericordia de Dios. Ciertamente, están siendo movidos a hacer esto por el mismo Cristo, que trabaja en los corazones humanos a través de su Espíritu. Por el misterio de Dios el 'Padre de las misericordias' revelado por Cristo, en el contexto de las amenazas que el hombre tiene hoy, según su designio, les hizo una singular llamada a la Iglesia."20


Acto de Consagración

Acto de Consagración

Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón, traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia, la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta. Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. Corazón de Jesús yo pongo en Ti mi confianza!

Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal. Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo. Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al Padre en el Espíritu Santo.


NOTAS:

  1. Las citas bíblicas son tomadas de La Nueva Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas (Madrid) y Verbo Divino (Estella, Navarra).
  2. Guillermo Johnston, El Misticismo Cristiano Hoy, Doubleday Harper and Row, p. 88.
  3. Eduardo Leen, C.S. Sp., A Semejanza de Cristo, Sheed & Ward, pp.198-199.
  4. Eduardo Leen, C.S. Sp., ¿Porqué la Cruz? Sheed & Ward, pp.46-47.
  5. El Papa Juan Pablo II, Sobre el Trabajo Humano (Laborem Exercens), United States Catholic Conference, No. 27.
  6. El Papa Juan Pablo II, Sobre el Sentido Cristiano del Sufrimiento (Salvific Doloris), United States Catholic Conference, No. 23.
  7. San Juan Eudes, Lib. 1,5: obras completas 6, 107. 113-115 como en Liturgia de las Horas, Catholic book Publishing Co., Vol. IV, p. 1331.
  8. Suplemento al Oficio Divino para la Compañía de Jesús, publicado por la Provincia Inglesa de la Compañía de Jesús, pp. 21-22.
  9. Directorio sobre el Ministerio y la vida de los Sacerdotes como en El Vaticano por dentro, Noviembre 1994, Suplemento Especial. Para citas en los extractos, ver C.I.C. can. 929; Misal Romano, Institutio generalis, nn. 81; 298; Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instruction Liturgicae instaurationes (5 Septiembre 1970, 8c; AAS 62 (1970), 701.)
  10. Rita Ring, El Libro de Misa, Shepherds of Christ Publications, p. 103.
  11. Eduardo Farren, El Padre es muy Indulgente conmigo, Dimension Books, p. 96.
  12. Dom Hubert van Zeller, Más Ideas para Orar, Templegate, pp. 35-36.
  13. Enrique Nouwen, La Vida del Amado, Crossroads, pp. 80-81.
  14. Enrique Nouwen, Las Señales de Vida, Doubleday, pp. 98-99.
  15. Enrique Nouwen, Llevando a Cumplimiento, Doubleday, p. 67.
  16. Ibid, p. 82.
  17. San Agustín, Sermón 46, 29-30: CCL 41, 555-557 como en la La Liturgia de las Horas, Catholic Book Publishing Co., pp. 305-306.
  18. Los Documentos del Vaticano II.. "Decreto sobre el Ministerio y Vida de los Sacerdotes", America Press, Cap. 3, No. 12.
  19. Arturo Culkins, Soul Magazine Enero-Febrero, 1995, p. 30.
  20. El Papa Juan Pablo II, Rico en Misericordia (Dives in Misericordia), United States Catholic Conference, No. 2.

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1997, SEPTIEMBRE/OCTUBRE
Pastores de Cristo

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Pastores de Cristo, una publicación de espiritualidad para sacerdotes, se edita cada dos meses por Shepeherds of Christ Ministries, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193, USA. Como su distribución es gratis para todos los sacerdotes de los Estados Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para nosotros. Sugerencias y comentarios son bienvenidos, así como los cambios de dirección y direcciones de los [sacerdotes] recién ordenados. El permiso de reproducción está garantizado para uso no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teología en la Universidad Javier en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries. Presidente de la junta de Directores es John Weickert. Presentación del Buen Pastor por el Hermano Jerome Pryor J.S. Arreglos y diseños gráficos por Cathy Ring. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionando una red de conexión mundial de grupos de oración para laicos/religiosos, Asociados a Pastores de Cristo, oficina principal en 2919 Shawhan Road, Morrow, Ohio 45152, USA telefono 513-932-4451, fax 513-932-6791.


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