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Pastores de Cristo

UNA PUBLICACIÓN DE ESPIRITUALIDAD PARA SACERDOTES

1998 - Ejemplar 2

INDICE


El Pastor Principal del Rebaño

La vida de oración

"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas, el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas." (Jn 10:11-15)1.

Sí, el Buen Pastor ha entregado su vida por nosotros. Ha entregado su vida para que nosotros tengamos vida, y la tengamos en abundancia. La vida que Jesús nos da, la vida de la gracia, en gran manera depende de la vida de oración para su mantenimiento y crecimiento. Aquí siguen varias oraciones y pensamientos sobre la oración.


El cristiano y el mundo

El crecimiento en la vida de oración no sólo intensifica nuestra amistad con Dios en Cristo, sino que intensifica también nuestra amistad con todos los miembros de la familia humana. La oración penetra nuestra determinación de poner lo que está de nuestra parte para que el mundo sea un lugar más habitable para nosotros y para todos nuestros hermanos y hermanas.

Dios nos llama a compartir su amor por la creación. El crecimiento en Cristo desarrolla nuestra comprensión de esta verdad. Los cristianos debiéramos tener un amor más profundo por el mundo que los no creyentes. Todo lo que es bueno y verdadero y bello, todo lo bueno que los humanos alcanzamos en esperanza, todas las posibilidades de nuestro auténtico progreso terreno, todos los esfuerzos dignos y sueños entusiastas del corazón humano por un mundo mejor -sí, el cristiano debiera ansiarlo más intensamente que los no creyentes. ¿Por qué? Porque el cristiano sabe que el mundo pertenece a Cristo. El cristiano sabe que la búsqueda de la familia humana por alcanzar lo verdadero, lo bueno, y lo bello es realmente una búsqueda de Cristo. El cristiano sabe que todo esfuerzo auténtico de progreso que la familia humana toma, marca un entendimiento más profundo del proceso evolutivo de Cristo donde la familia humana y el mundo están más enteramente unidos al centro y corona del universo -Cristo mismo.

Obviamente, no amamos ni abrazamos la dimensión pecaminosa del mundo. Una santa tristeza debiera invadirnos cuando reflexionamos sobre la depravación pecaminosa que adultera la Imagen Crística del mundo. Sin embargo, no rechazamos un compromiso secular por motivo de la pecaminosidad del mundo. Tenemos que comportarnos de una forma diferente a como la mayor parte del mundo piensa y actúa, más aún tenemos que ser diferentes de manera que ello no nos evada de nuestra responsabilidad hacia lo secular. Todos nosotros, ya vivamos dentro de los muros de un monasterio o en el bullicio del corazón de una ciudad, tenemos esta responsabilidad -cada uno en su propio estilo.


Pensamientos sobre la Eucaristía

 


Pensamientos sobre el Sacerdocio


Reflexiones sobre la Escritura

"Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría,
o dejar de querer al hijo de sus entrañas?
Pues bien, aunque alguna lo olvidase,
¡yo nunca me olvidaría de tí!"
(Is 49:15)

Una de las experiencias humanas más maravillosas y gratificantes es sentirse amado y querido por otro. La pareja en el matrimonio, los padres y los hijos, los amigos -todas estas personas experimentan la ternura de una relación personal, una relación amorosa que cala hondo y hace a la persona amada sentirse en un estado de vida confortable. La persona que es amada, consiguientemente, siente una sensación de euforia de que su singularidad es en realidad atractiva para otro. La persona se siente inspirada a desarrollar su singularidad, a ser y llegar a ser todo lo que está en el maravilloso designio de Dios. El amor de Dios por cada uno de nosotros, obviamente, sobrepasa con creces toda capacidad de la persona humana en mostrarnos el cuidado que tiene de nosotros. El amor de todas las madres por sus hijos, el amor que se expresan uno al otro todos los maridos y esposas del mundo, el amor de amistad que ha unido a personas de todas las edades y todas las culturas a lo largo de todos los siglos -toda esta inmensa y acumulada belleza y dinamismo del amor humano no iguala el amor de Dios por cada uno de nosotros. Supuesto que esto es cierto, ¿por qué no nos sentimos más plenamente vivos, más asombrados de la belleza de la vida, más entusiastas por llevar a cabo las muchas posibilidades que Dios nos ofrece de ser y hacernos cristianos de manera más plena? Si Dios nos ama tan profunda y tiernamente, ¿por qué deberíamos estar preocupados o ansiosos? Si Dios nos ama tanto, ¿por qué permitimos que la tristeza arruine nuestros días? Si Dios todo-poderoso nos quiere tan íntimamente, ¿qué problema, o tentación, o dificultad va a ser tan grande que pueda vencernos? Si el amor maravilloso de Dios nos impulsa a un mayor crecimiento, ¿por qué a veces respondemos con tanta flojera? En pocas palabras, ¿por qué a veces nos encerramos en nosotros mismos de tantas formas y nos negamos a abrirnos a los toques del amor amistoso, delicado, compasivo y cuidadoso de Dios?


María y el Espíritu Santo

El último Arzobispo de Méjico Luis M. Martínez habla con un fuerza extraordinaria de la esperada cooperación de María con el Espíritu Santo en lo que se refiere a la imitación de Jesús en nosotros: "la vida cristiana es la imitación de Jesús en las almas

"Ahora, ¿cómo será llevada a cabo esta imitación mística en las almas? De la misma manera en que Jesús vino al mundo, porque Dios imprime una maravillosa marca de unidad a todos sus trabajos. Los actos divinos tienen tal riqueza de variedad porque son el trabajo de la omnipotencia; por otra parte, brilla en ellos la más perfecta unidad porque son el fruto de la sabiduría; y este contraste divino de unidad y variedad sella los trabajos de Dios con una belleza tan sublime que es imposible de describir.

"En su nacimiento milagroso, Jesús fue el fruto del cielo y de la tierra... el Espíritu Santo ofreció la fecundidad del Padre a María, y las entrañas virginales nos proporcionaron de manera inefable nuestro más tierno Salvador, la Semilla divina, como le llamaron los profetas

"Esta es la forma cómo El es imitado en las almas. El es siempre el fruto del cielo

y de la tierra.

"Dos artífices tiene que colaborar en el trabajo que es a la vez la perfección de Dios y el más excelente logro de la humanidad: el Espíritu Santo y la santísima Virgen María. Las almas necesitan dos santificadores, el Espíritu Santo y la Virgen María, porque ellos son los únicos que pueden reproducir a Cristo en nosotros.

"Indudablemente, el Espíritu Santo y la Virgen María nos santifican de modo diverso. El primero es el Santificador por esencia; porque él es Dios que es santidad infinita; porque él es Amor personal que completa, por así decirlo, la santidad de Dios, llevando a consumación su vida y su unidad, y pertenece a El el comunicar a las almas el misterio de esa santidad. La Virgen María, por su parte, es la cooperadora, el instrumento indispensable en y por el designio de Dios. De la relación maternal de María al cuerpo humano de Cristo se deriva su relación a su Cuerpo Místico, que se está formando a través de todos los siglos hasta el final de los tiempos cuando sea levantado a los cielos, bello, espléndido, completo y glorioso.

"Así pues, el Espíritu Santo y María, son los dos artífices indispensables de Jesús, los santificadores indispensables de las almas. Cualquier santo en el cielo puede cooperar en la santificación de un alma, pero su cooperación no es necesaria, ni profunda, ni constante: mientras que la cooperación de estos dos artífices de Jesús, de los que justamente hemos estado hablando, es tan necesaria que sin ella las almas no son santificadas (y esto por el designio auténtico de la Providencia) y tan íntima que alcanza las profundidades más escondidas de nuestra alma. Porque el Espíritu Santo derrama el amor en nuestro corazón, hace su morada en nuestra alma, y dirige nuestra vida espiritual por medio de sus dones. La Virgen María tiene la influencia eficaz de Mediadora en lo más profundo y delicado de las actuaciones de la gracia en nuestras almas. Y, finalmente, la acción del Espíritu Santo y la cooperación de la Virgen María son constantes; sin ellas, ni un simple rasgo de Jesús sería impreso en nuestras almas, ni crecería ninguna virtud, ni se desarrollaría ningún don, ni aumentaría la gracia, ni se fortalecerían los lazos de unión con Dios en el rico florecimiento de la vida espiritual.

"Estos son los puestos que el Espíritu Santo y la Virgen María tienen en la obra de la santificación. Por tanto, la piedad cristiana debiera poner a estos artífices de Cristo en su auténtico lugar, haciendo que la devoción que los debemos sea una actividad necesaria, profunda y constante."14


Ser libre

Si vamos a seguir la guía del Espíritu Santo como deberíamos, tenemos que poseer una libertad espiritual lúcida. Con esto queremos significar que tenemos que ser suficientemente libres en lo que se refiere a personas, a lugares, a ocupaciones -a todo- para que podamos oir la voz del Espíritu y responder como deberíamos. Puesto de otra manera, tenemos que estar continuamente esforzándonos por relacionarnos con las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios. Obrar así es ya seguir la guía del Espíritu; obrar así es también hacernos a nosotros mismos más libres, más sensibles a las orientaciones del Espíritu.

Algunos poseen suficiente libertad (con su proporcionada consciencia) para oir lo que el Espíritu está diciendo; pero no son suficientemente libres para hacer lo que el Espíritu Santo les pide aquí y ahora. Puede ser cuestión de clarificarse y liberarse uno mismo de un hábito personal, o de iniciar cierta forma de actuar. La persona, sin embargo, no es suficientemente libre para responder a la insinuación del Espíritu.

Por la forma en que estamos usando la frase "libertad espiritual," no queremos insinuar que la persona no es responsable cuando esta libertad no es operativa. Simplemente queremos decir que dado los afectos desordenados, la persona no usa adecuadamente su voluntad libre en lo que se refiere a las insinuaciones del Espíritu Santo.

A veces las cadenas de nuestra cautividad poseen tal fuerza que sólo con un esfuerzo extraordinario conseguimos liberarnos de ellas. Una vez libres, nos sentimos asombrados por la vitalidad de un sentido nuevo de espiritualidad. Decidimos proteger a toda costa nuestra libertad nuevamente encontrada.

Esos que se han visto privados de libertad política u otros tipos de libertad estiman profundamente estas libertades una vez conseguidas o reconquistadas. La libertad de la que estamos hablando, la libertad para hacer lo que Dios nos pida, es la libertad que nos invita al gozo más profundo, porque poseyendo esta libertad estamos logrando el objetivo de nuestra existencia. ¿No es éste un motivo para alegrarnos desde lo más profundo de nuestro corazón?


Las limitaciones

Nosotros somos creaturas finitas. Por este mismo echo tenemos un sin número de limitaciones y deficiencias. Tenemos que distinguir, sin embargo, entre las falsas limitaciones -esas que no debieran existir- y esas que legítimamente emergen de nuestra finitud.

Falsas limitaciones son esas que por razones muy diversas, nosotros mismos nos imponemos equivocadamente. Consideremos algunas de éstas. Está la limitación que nos pone en desventaja cuando perdemos el tiempo y nos comparamos nosotros mismos a otros. Decimos que si poseyéramos los talentos de esta o de esa persona, con seguridad que podríamos lograr grandes objetivos. Todo esto mientras de alguna manera desaprovechamos los dones que poseemos. Dejamos pasar numerosas oportunidades de servir a Dios y a los otros porque tontamente perdemos el tiempo y la atención lamentando el echo de que nos falta esta o esa otra cualidad.

También innecesariamente limitamos nuestras posibilidades para realizar algo cuando somos negligentes en ocasionar la adecuada motivación que permitiría un razonable desarrollo y afianzamiento de nuestros dones. El motivarnos a nosotros mismos de manera adecuada es algo por lo que tenemos que esforzarnos constantemente. La clase de motivación que nos introduce en determinado escenario de nuestras vidas y en una determinada situación de circunstancias puede bien no ser el exacto factor motivante que necesitamos en otros momentos del recorrido de la vida.

Hay muchas limitaciones que no tienen que existir. Hay también limitaciones que son inevitables. Hay, por ejemplo, situaciones que nos limitan el uso de los talentos que realmente poseemos, y poco o nada podemos hacer para cambiar las circunstancias. Otras veces cuando tenemos la oportunidad de poner por obra nuestros talentos nos damos cuenta, a veces con doloroso discernimiento, que se necesita mucho tiempo y mucha energía. Nos damos cuenta que tenemos que dejar mucho por hacer debido a tales impedimentos. Existen también esas situaciones en que, a pesar de nuestra buena voluntad, nos sentimos limitados en lo que podemos realizar a causa de la falta de interés e incluso oposición de esos a los que tratamos de servir.

Oremos para conseguir la gracia de distinguir las limitaciones que no necesariamente tienen que existir y esas que son inevitables. Oremos pidiendo la fuerza para eliminar esas limitaciones que no tienen que existir. Finalmente, pidamos valentía para afrontar esas circunstancias que van más allá de nuestra capacidad de cambiarlas.


Oh Dios, ayúdanos, por favor

La hermana María Rosa McGeady, presidenta de "Covenant House," (=La Casa de la Alianza) nos dice: "si tú te sentaras silenciosamente en la parte de atrás de nuestra capilla en "Covenant House" podrías notar un par de cosas.

"Primero advertirías que nuestra capilla es uno de los pocos lugares tranquilos en "Covenant House." Dado que es el mayor refugio de emergencia para niños sin hogar en todo el continente, "Covenant House" es un lugar bastante loco. Ayudamos a 1,200 niños por noche -niños encontrados en cualquier sendero de la vida y en cualquier parte del país. La mayoría de las noches hay ruido, montones de ruido que vienen de montones de dolor, de montones de alegría, de montones de desesperación y de montones de esperanza.

"Pero si te fueras a sentar en la capilla, escaparías a la mayor parte de ese ambiente.

"Lo que verías, sin embargo, es a un niño que, de vez en cuando, entraría respetuosamente, caminaría hasta el frente de la capilla y dejaría un trozo de papel en una caja especial -nuestra caja de oración.

"En estas tiras de papel, mis niños escriben sus observaciones a Dios...

"Esta mañana cuando fui a la caja el primer trozo de papel que tomé contenía esta conmovedora súplica: "¡Dios, ayúdame, por favor!"

"Me quedé inmóvil pegada al suelo... Como presidenta de "Covenant House", he encontrado miles de niños sin hogar. De alguna manera, todo lo que conozco de estos niños, todo lo que he llegado a amar y respetar de ellos estaba resumido en esa súplica de cuatro palabras:

"¡Dios, ayúdame, por favor!"

"Cada día encuentro cientos de niños que han sufrido todos los horrores imaginables (y algunos que ni te puedes imaginar) en sus casas y en la calle. Sus vidas son una historia de abuso tras otra, de degradación y de abandono.

"Y así, después de todo eso, se asombran si realmente alguien sabe que están sufriendo, o se preocupa de ellos.

"¡Dios, ayúdame, por favor!"

"Vienen a nosotros agotados, hambrientos, llenos de frío, desesperados -sin ninguna de las cosas básicas de la vida que todo niño tiene derecho a esperar. No es difícil entender por qué ellos gritan esta súplica...

"¡Dios, ayúdame, por favor!"

"Y así, consiguen todo lo que ellos pueden conseguir. Una de las experiencias más conmovedoras de mi vida ha sido escuchar estas súplicas tan especiales como parte de nuestros círculos de oración. A no ser que tú mismo hayas estado ahí, es casi imposible entender lo conmovedores que son esos momentos, oir a los niños leer las Escrituras y orar desde el fondo de sus corazones al Dios que permanece su amigo cuando han sido capaces de confiar en algún otro. En estos momentos que siempre valoraré como un tesoro, puedo casi oir sus corazones rotos que están siendo restablecidos y confortados mientras ellos oran:

"¡Dios, ayúdame, por favor!"15

No sólo los niños desamparados que vienen a "Covenant House" son los que tienen los corazones rotos. Todos nosotros tenemos los corazones heridos en un grado o en otro. No lo neguemos. No neguemos nuestra necesidad de ser sanados por el médico divino, Jesús, Nuestro Salvador y Señor. Y así, cada día cuando vengamos a la oración, vayamos al Corazón de Jesús. Descansando ahí, sintiéndonos amados y seguros, pidamos a Nuestro Señor que nos sane más y más para que seamos cada día más capaces de llevar a cabo la extraordinaria misión que El ha confiado a cada uno de nosotros.

¡Señor Jesús, ayúdanos, por favor!


San Juan de la Cruz

El padre Wilfred McGreal, O. Carm., nos da este pensamiento en lo que concierne a la enseñanza de San Juan de la Cruz:

"Juan no pidió que esos que él estaba guiando dieran la espalda a la vida. Lo que estaba diciendo era que Dios es todo: la naturaleza y la gente en sí mismos, son (como) nada. El modo como llegamos a amar a la gente y valorar nuestro planeta es verlos como Dios los ve en un amoroso, y atento cuidado. Juan no quiere que la gente pierda su identidad, porque después de todo es a la persona singular a la que Dios ama y está llamando a una relación de amistad. A lo que Juan es contrario es a poner algo antes que a Dios. Quiere que todos sean libres para que puedan volar con alas de águila, aunque un hilo de seda puede derribar a un águila. "Nada" es la auténtica libertad que significa separarnos de todo lo que es negativo en nuestras vidas y, sobre todo, liberarnos de la alienación."16


Acto de consagración

Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón, traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia, la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta. Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. ¡Corazón de Jesús yo pongo en Ti mi confianza!

Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal. Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo. Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al Padre en el Espíritu Santo.


Cartas

Querido P. Carter,

Quiero darle las gracias por haberme enviado el primer ejemplar de Pastores de Cristo de 1998.

He encontrado su publicación para los sacerdotes inspiradora de pensamientos y espiritualmente enriquecedora. He mandado cuatro de las cinco copias que me envió a los dos Rectores de nuestro Seminario Menor y Seminario de Filosofía, a los sacerdotes que están en contacto con nuestros sacerdote más jóvenes y con las vocaciones, y a nuestro convento en el Carmelo. Estoy seguro que lo apreciarán tanto como yo.

Le estaré inmensamente agradecido si pudiera enviarme 75 copias. Puede estar seguro que serán leídas ávidamente y con un enorme aprecio. También, le estaré enormemente agradecido si me envía tres copias de los doce primeros ejemplares que han aparecido en forma de libro.

Felicidades por este excelente apostolado. Continúe con este buen trabajo que está haciendo. Que María, nuestra santísima Madre, bendiga este su apostolado espiritual. He admirado y estimado mucho las citas que usted incluía del P. Angelo Amato, S.D.B. y del Cardenal Newman concernientes a nuestra Madre bendita.

Gracias de nuevo,
En el amor de Cristo
Armando Trinidad
Arzobispo de Lahore, Pakistan


Querido Padre,

Me ha pedido su Excelencia el Obispo Frances Gerard Brooks, D.D., que le dé las gracias por su reciente publicación.

En la última conferencia diocesana nuestro obispo informó a los sacerdotes de su reciente publicación, carta a los sacerdotes, y les ofreció para su examen las muestras que usted nos envió. La respuesta fue muy positiva, y muchos sacerdotes mostraron su deseo de recibir su carta con regularidad.

Su Excelencia me ha pedido que decida con usted la posibilidad de pedirle 60 copias de esta carta. Esto nos permitirá dar una copia a cada sacerdote, diácono y seminarista de la diócesis. Ello nos facilitará también ejemplares para distribuir en otros campos.

Rev. Niall Sheehan
Presbiterio de la Catedral
Newry, Northern Irelandd


NOTAS:

  1. Las citas bíblicas son tomadas de La Nueva Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas (Madrid) y Verbo Divino (Estella, Navarra).
  2. El Papa Juan Pablo II, Dominum et Vivificantem. Carta Encíclica, tomado de Las Encíclicas de Juan Pablo II, J. Michael Miller, C.S.B., editor, Our Sunday Visitor Publishing Division, Núm. 65.
  3. David Steindi-Rast, O.S.B., Un Corazón que Escucha, Crossroad, pp. 9-10.
  4. Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, Loyola University Press, pág. xvii.
  5. El Papa Juan XXIII, El Cura de Ars y el Sacerdocio, Carta Encíclica, Paulist Press, pág. 16.
  6. Henri Nouwen, El Curandero Herido, Doubleday, pág. 90.
  7. El Papa Pablo VI, La Devoción a la Santísima Virgen María, Carta Encíclica, United States Catholic Conference, Núm. 46-47.
  8. Hans Urs Von Balthasar, La Oración, Sheed and Ward, pág. 53.
  9. Thomas Merton, Un Lector de Thomas Merton, Thomas P. McDonnell, editor, Doubleday, pág. 325.
  10. David Turaldo, La Revelación del Amor, Pauline Books and Media, pág. 133.
  11. El Papa Juan Pablo II, Meditaciones de cada día, Editions Paulines, pág. 198.
  12. Robert M. Schwartz, Maestros al servicio del Pueblo de Dios, Paulist Press, pág. 145.
  13. Jean Galot, S.J., Teología del Sacerdocio, Ignatius Press, pp. 124-125.
  14. Arzobispo Luis M. Martínez, El Santificador, traducido por la Hermana M. Aquinas, O.S.U., Pauline Books and Media, pp. 5-7.
  15. Hermana María Rosa McGeady, Dios, ayúdame, por favor, Covenant House, pp. 5-7.
  16. Wilfred Mc.Greal, O. Carm., Juan de la Cruz, Triumph, pág. 59.

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1998, EJEMPLAR  NUM. 2
Pastores de Cristo

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Pastores de Cristo, una publicación de espiritualidad para sacerdotes, se edita cada dos meses por Shepeherds of Christ Ministries, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193, USA. Como su distribución es gratis para todos los sacerdotes de los Estados Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para nosotros. Sugerencias y comentarios son bienvenidos, así como los cambios de dirección y direcciones de los [sacerdotes] recién ordenados. El permiso de reproducción está garantizado para uso no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teología en la Universidad Javier en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries. Presidente de la junta de Directores es John Weickert. Presentación del Buen Pastor por el Hermano Jerome Pryor J.S. Arreglos y diseños gráficos por Cathy Ring. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionando una red de conexión mundial de grupos de oración para laicos/religiosos, Asociados a Pastores de Cristo, oficina principal en 2919 Shawhan Road, Morrow, Ohio 45152, USA telefono 513-932-4451, fax 513-932-6791.


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