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Pastores de Cristo

UNA PUBLICACIÓN DE ESPIRITUALIDAD PARA SACERDOTES

1999 - Ejemplar 5

INDICE


El Pastor Principal del Rebaño

La Madre a nuestro lado

"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor, ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas, el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas." (Jn 10:11-15)1.

Sí, el Buen Pastor ha entregado su vida por nosotros. Ya próximo a la muerte, un episodio sorprendente sucedió en la obra de la redención: Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, y también María, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo más querido dijo a la Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Después dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Desde ese momento el discípulo se la llevó a su casa. (Jn 19,25-27).

Hablando de María, el Vaticano II nos dice: "Cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia."2

María es la Madre de Jesús. Es también nuestra madre. Así nos lo confirman las palabras anteriores que acabamos de leer de la Escritura y del Vaticano II.

Sí, Jesús nos ha dado a María como nuestra madre espiritual. Mientras colgaba de la cruz, Jesús dijo a Juan que tomara a María como madre, en Juan estábamos representados todos nosotros. En el momento de su angustia y sufrimiento más profundos, Jesús estaba pensando en nosotros. Mientras un dolor físico imposible de describir desgarraba su cuerpo desde la coronilla a la punta del pie, mientras la misteriosa angustia espiritual penetraba las profundidades de su extraordinario corazón, Jesús estaba pensando en nosotros. Si permitimos que esta escena empape nuestros corazones, si nos tomamos tiempo suficiente para contemplar la profundidad del amor de Jesús y María por nosotros a la vez que sus corazones estaban atravesados de dolor, nos sentimos desbordados por la inmensa grandeza, angustia y ternura de la escena.

El hecho de que María sea nuestra madre, el hecho de que tenga tan poderoso papel que desempeñar en nuestra salvación de ninguna manera disminuye o desacredita la función mediadora de Cristo afirma el Vaticano II: "Pero la misión maternal de María hacia los hombres de ninguna manera obscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia. Porque todo el influjo salvífico de la Bienaventurada Virgen en favor de los hombres no es exigido por ninguna ley, sino que nace del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación y de ella depende totalmente y de la misma saca toda su virtud; y lejos de impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo."3

Por su papel amoroso, maternal, María coopera con el Espíritu Santo para formar a Cristo en nosotros. El Papa Juan Pablo II nos dice: "La Iglesia sabe que ‘todas las influencias salvíficas de la Santísima Virgen sobre la humanidad tienen su origen… en la complacencia divina…’ Esta influencia salvífica es sostenida por el Espíritu Santo, que, lo mismo que cubrió con su sombra a la Virgen María cuando él comenzó en ella la maternidad divina, de igual modo sostiene sin interrupción su acción de abogada por los hermanos y hermanas de su Hijo."4

María, nuestra Madre, está siempre con nosotros, guiándonos, enseñándonos, cuidando de nosotros, protegiéndonos, amándonos. Con su asistencia maternal vamos al Padre a través de Cristo y con Cristo en el Espíritu Santo.

María fomenta nuestro crecimiento en Cristo con un amor muy tierno y especial por cada uno de nosotros. Nos mira a cada uno como una persona valiosa y única. Juan Pablo II nos habla de nuevo: "De la esencia de la maternidad se concluye que se refiere a la persona. La maternidad siempre establece una relación única e irrepetible entre dos personas: entre madre e hijo y entre hijo y madre. Aun cuando la misma mujer sea la madre de muchos hijos, su relación personal con cada uno de ellos es la auténtica esencia de la maternidad. Porque cada hijo es engendrado de una forma única e irrepetible, y esto es cierto lo mismo para la madre como para el hijo."5

El Santo Padre pues aplica estas ideas a María y nosotros: "Puede decirse que la maternidad ‘en el orden de la gracia’ conserva la analogía con lo que ‘en el orden de la naturaleza’ caracteriza la unión entre madre e hijo. A la luz de este hecho se hace más fácil entender por qué en el testamento de Cristo en el Gólgota la nueva maternidad de su Madre es expresada en singular, en referencia a un hombre."6

Esta es la impresionante y consoladora verdad –tú y yo somos muy valiosos para María. Ella nos muestra su corazón como un símbolo de su vida de amor, incluyendo el más especial y singular amor que tiene por cada uno de nosotros individualmente. Sí, nos ama a cada uno de nosotros más de lo que nosotros jamás podamos imaginar. Es un enorme privilegio y responsabilidad nuestra corresponder a este amor. Ella pide este amor, ella pide nuestra confianza, nos invita a venir a su maternal e Inmaculado Corazón, para que nos pueda guiar cada vez más cerca al Corazón de su Hijo, Jesús.

¿Estamos tristes, inquietos, preocupados? Vayamos a María nuestra madre y pidámosla consuelo. Pidámosla la gracia de saber lidiar adecuadamente con nuestras penas, nuestra inquietudes, nuestros problemas –de acuerdo a la voluntad de Dios. De esta manera nuestro sufrimiento nos llevará más cerca de Cristo a la vez que simultáneamente nos permite contribuir a la cristianización del mundo.

¿Estamos especialmente alegres, felices, recibiendo el deslumbre de un objetivo exitosamente conseguido? Vayamos a María y pidámosle que nos ayude a utilizar nuestra alegría, nuestra felicidad, nuestro éxito como Dios pretende. Pidámosla que no permita que nuestra alegría nos haga olvidarnos de Dios, nuestro Dios que es la fuente de toda auténtica alegría, éxito y felicidad.

Sí, María nos invita a venir a ella en toda circunstancia –bien sea en la alegría o en la pena, en el éxito o en el fracaso, en la risa o en las lágrimas. María quiere que compartamos en su sabiduría maternal para que podamos entender cómo utilizar las diversas experiencias para acercarnos cada vez más a Dios en Cristo. Compartiendo nuestras vidas con María de este modo, y de una manera constante, exige que la amemos, que confiemos en ella, que nos sometamos a su amor maternal.

Ayúdanos, María Madre, a intentar penetrar cada vez más profundamente en las intimidades de tu amor por nosotros. Ayúdanos a entender más y más que ser amados por ti es experimentar una suavidad, un calor, una ternura, una serenidad, una seguridad, que nos hace gritar, "¡Oh Madre, que buena y amorosa eres!"


La Eucaristía

"Es por tanto muy oportuno y necesario continuar y actualizar una educación nueva e intensa en orden a descubrir toda la riqueza contenida en la nueva liturgia. En realidad, la renovación litúrgica que ha tenido lugar desde el Concilio Vaticano II ha dado, por así decir, una mayor visibilidad al Sacrificio Eucarístico. Un elemento que contribuye a esto es que las palabras de la Plegaria Eucarística son dichas en voz alta por el celebrante, particularmente las palabras de la consagración, con la aclamación de la asamblea inmediatamente después de la elevación.

"Todo esto debiera llenarnos de alegría, pero debiéramos también recordar que estos cambios exigen una madurez y un despertar de una nueva espiritualidad, ambos por parte del celebrante -especialmente ahora que él celebra ‘de cara al pueblo’- y por parte de los creyentes. El culto eucarístico madura y crece cuando las palabras de la Plegaria Eucarística, especialmente las palabras de la consagración, son pronunciadas con gran humildad y simplicidad, de manera digna y apropiada, que las hace inteligibles y en continua relación con su santidad; cuando es desarrollado este acto esencial de la Liturgia Eucarística sin precipitación; y cuando nos lleva a un tal recogimiento y devoción que los participantes llegan a ser conscientes de la grandeza del misterio que se está llevando a cabo y lo muestran por su actitud."7

La muerte no tiene poder sobre nuestro salvador. Sepultado en la tumba, resucitó al tercer día como él había predicho. Ha venido a darnos vida. Nos da el sacramento del bautismo que nos inicia en su vida. Esta vida que él nos da está centrada en el amor –amor a Dios y al prójimo. Vino a mostrarnos el camino y su camino es amor. ¡Murió por amor a nosotros y resucitó por amor a nosotros! Cada día nos invita personalmente a ser sus íntimos amigos, a caminar en un mundo que en gran medida ha olvidado a Dios, que ha olvidado cómo amar. Es una lucha vivir en el mundo, pero la batalla está ganada con corazones que están llenos de su amor, corazones que están robustecidos por la gracia que El derrama en la Eucaristía. ¡El nos invita a venir al sacrificio eucarístico y a alimentarnos con su auténtico cuerpo y sangre! Nos invita a conversar con él mientras rezamos ante el sagrario. La eucaristía es nuestra mejor fuente de alimento espiritual. Jesús es un extraordinario regalo para nosotros –el don de sí mismo. Este es el amor que él da. Este es el amor que él nos pide compartir.

Sí, el Cristo eucarístico nos invita siempre de manera sumamente amable con su voz tierna y con su corazón ardiente. Nos llama y nos dice, venid a mí, todos vosotros los que trabajáis y os sentís sobrecargados, y yo os daré un respiro. (Mt 11,28). Pero en nuestra ceguera podemos darnos la vuelta, y olvidarnos de apreciar el auténtico tesoro existente en medio de nosotros. Jesús permanece con nosotros hoy en la eucaristía, realmente presente, cuerpo y sangre, alma y divinidad, tan realmente presente como lo era cuando caminaba en la tierra. Y nos llama con voz suave, con corazón ardiente, "Mis queridos amigos, ansío vuestro amor. Ábranme sus corazones. ¡Soy el Hijo de Dios! ¡Tengo todo el poder! ¡Tú no puedes hacer nada sin mí!"


Nuestra unión con Cristo resucitado

La Iglesia nos invita a compartir en profundidad en la pasión de Cristo, en la cruz de Cristo. Lo hace así para que podamos participar en la vida de su resurrección –ahora y en el futuro. Nuestra última meta aquí abajo no es la cruz, sino la resurrección -la novedad a la que la cruz nos guía- aquí abajo lo mismo que en la eternidad.

Queremos decir compartir en todos los misterios de Cristo aquí abajo –pretendemos revivirlos en nuestras propias vidas. Y todos estos misterios son dirigidos al misterio cumbre de Jesús, su resurrección: "Así como la Iglesia se está siempre rehaciendo, en todas las edades, la historia de la vida de su Esposa Divina –sufriendo en el Cuerpo Místico lo que él sufrió en su Cuerpo Natural, así tiene que ser también, en alguna medida, para cada persona cristiana que vive en unión real con Cristo. Así fue como los santos entendieron la vida del divino maestro. Ellos no sólo la contemplaban, la vivían. Esta era la fuente de la inmensa atracción que fueron capaces de experimentar por El en sus diferentes circunstancias. Sentían en cierta medida lo que El sentía, y lo que es cierto de la vida de Nuestro Señor considerada como un todo tiene que ser cierto en una manera perfecta e ilimitada de lo que era el misterio supremo y cumbre en esta vida –a saber, la Resurrección. Esto tiene que ser, no meramente un hecho en la vida cristiana, sino una fase de la vida cristiana… Nosotros no percibimos eso fácilmente, y en el plan de Dios, no sólo la cruz, sino la vida resucitada que la siguió, está llamada a ser parte de nuestra existencia terrena. Cristo no pasó directamente de la cruz al cielo. El cristiano no está llamado a hacer así tampoco. En el caso de Jesús la cruz precedió, preparó y anunció una vida resucitada en la tierra. En el caso del cristiano la cruz está llamada a jugar un papel algo parecido –esto es, ser el preludio de una vida resucitada, incluso aquí abajo.

"La cruz no puede ser completamente entendida a no ser que sea vista a la plena luz de la resurrección. Es el último, no el primero, el que es el misterio supremo para nosotros… La cruz es un instrumento, no un fin; encuentra su explicación sólo en la tumba vacía; es una entrada a la vida, no una manera de muerte. Toda muerte que entra en el plan de Dios tiene que generar necesariamente en vida. Si El nos insiste en la necesidad de morir es para que podamos vivir…Para que podamos vivir como debiéramos, nuestra naturaleza rebelde tiene que ser crucificada. La crucifixión siempre permanece como la única manera de salvación.

"Dios nos manda pruebas y cruces simplemente para amortiguar en nosotros la actividad de las fuerzas que se dirigen al deterioro de la vida espiritual, para que esa vida espiritual pueda desarrollarse y expandirse sin impedimento. Si la vida de la naturaleza pervertida disminuye en nosotros el deseo de unir nuestra cruz con la de Cristo, la vida divina que Dios ha colocado en todos los que ha llamado comienza a hacerse más manifiesta y a extender su creciente vigor y vitalidad… Es a esa resurrección, esa vida en muerte, que Dios dirige todas las circunstancias de nuestra vida –es el objetivo que El se propone en su trato con nosotros."9

En las palabras que acabamos de mencionar del Padre Edward Leen, C.S.Sp., nos habla de un episodio especial de nuestra participación en la Resurrección de Jesús. Habla de nuestro Cristo-vida, nuestra vida de la gracia, en el estado altamente desarrollado. Todos debiéramos afanarnos por conseguir este estado. Tenemos que darnos cuenta, sin embargo, que todos los que viven en estado de gracia, están, de una manera clave, viviendo la vida de la resurrección. Están vivos en Cristo Jesús. San Pablo nos dice: ¿O acaso no se han dado cuenta que los que fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fuimos sumergidos con El para participar de su muerte? Pues al ser bautizados fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su muerte a fin de que, al igual que Cristo, quien fue resucitado de entre los muertos para Gloria del Padre, también nosotros caminemos en una vida nueva. (Rom 6,3-4).


El amor compasivo del Padre

El Papa Juan Pablo II nos enseña así: "La Iglesia, como una comunidad reconciliada e instrumento de reconciliación, no puede olvidar que en el origen de su don y su misión de reconciliación está la iniciativa, llena de amor compasivo y misericordioso, de ese Dios que es amor (ver 1Jn 4,8) y que por amor creó a los seres humanos (ver Sabiduría 11,23-26; Génesis 1,27; Salmos 8,4-8)…Los creó de manera que pudieran vivir en amistad con El y en comunión de unos con otros.

"Dios es fiel a su plan eterno incluso cuando el hombre, bajo el impulso del maligno (ver Sabiduría 2,24) y llevado fuera de sí por su propio orgullo, abusa de la libertad que se le ha dado para que ame y busque generosamente lo que es bueno, y rehusa obedecer a su Señor y Padre. Dios es fiel incluso cuando el hombre, en lugar de responder con amor al amor de Dios, se opone y lo trata como un rival, engañándose a sí mismo y confiando en su propio poder, teniendo por resultado la ruptura de amistad con aquel que lo creó. A pesar de esta desobediencia por parte del hombre, Dios permanece fiel en el amor.

"Es auténticamente cierto que el relato del Jardín del Edén nos hace pensar sobre las trágicas consecuencias de rechazar al Padre, lo que se convierte en evidente y exclusivo desorden del hombre y en la ruptura de la armonía entre el hombre y la mujer; entre hermano y hermano (ver Génesis 3,12; 4,1-16). También es significante en el Evangelio la parábola de los dos hermanos (la parábola del Hijo Pródigo; ver Lc 15,11-32) que, de formas distintas, se distancian de su padre y causan una ruptura en su propia relación de amistad. El rechazo del amor paternal de Dios y los dones expresión de su amor siempre están a la raíz de las divisiones de la humanidad.

"Pero sabemos que Dios…como el padre en la parábola (del hijo pródigo) no cierra su corazón a ninguno de sus hijos. Los espera, los busca, va a su encuentro a los lugares donde el rechazo de vivir en comunión los aprisiona en aislamiento y división. Los llama a reunirse en su mesa con la alegría de la fiesta del perdón y la reconciliación.

"Esta iniciativa de parte de Dios se hizo concreta y manifiesta en la obra redentora de Cristo, que se irradia por el mundo por medio del ministerio de la Iglesia."10


La acción del Espíritu Santo

El Arzobispo Luis Martínez nos habla del Espíritu Santo en nosotros: "El amor al Espíritu Santo también tiene su carácter especial, que debiéramos estudiar para que entendamos por completo la devoción que le tenemos. Hemos explicado cuánto nos ama el Espíritu Santo, cómo nos mueve como un aliento divino que nos lleva al seno de Dios, como un fuego sagrado que nos transforma en fuego, como un artista divino que modela a Jesús en nosotros. Con toda seguridad, pues, nuestro amor por el Espíritu Santo debería estar marcado por una amorosa docilidad, por un sometimiento completo, y por una fidelidad constante que nos permite ser movidos, dirigidos, transformados por su acción santificadora.

"Nuestro amor por el Padre, nos lleva a glorificarle; nuestro amor por el Hijo, nos lleva a transformarnos en El: nuestro amor por el Espíritu Santo, nos lleva a permitir que seamos poseídos y movidos por El."11


El Sacerdocio

"Los sacerdotes católicos son hombres de palabra regularmente envueltos en charlas públicas. Pueden debatir ideas y conceptos abstractos con facilidad. De echo, estas cualidades son importantes para el éxito del ministerio de un sacerdote.

"Sin embargo, tener una relación personal con Jesús también significa orar desde el corazón, el lugar donde él habita. Todavía muchos hombres aunque estén en el sacerdocio no pueden encontrar el "corazón" porque están estancados en su "cabeza"…

"Desarrollar una relación personal con Dios, o con cualquier otro, implica la tarea importante de sacar nuestra oración y diálogo de la cabeza y llevarlos al corazón. En este caso, el término corazón, usado en sentido metafórico, no se refiere sólo a la vida afectiva de uno; primeramente, indica ‘el lugar de las fuerza vitales’ de una persona, según cita de Xavier Jean-Dufour en el Diccionario del Nuevo Testamento. Es el ‘lugar más íntimo’ de uno mismo, el lugar donde ‘habita el espíritu del Hijo’.

"Dejar la cabeza y dirigirse por el corazón puede ser muy difícil para un hombre que pueda tener poca idea de cómo lidiar con su aspecto afectivo, y mucho menos las dimensiones más profundas de sí mismo. Al tocar lo más íntimo de su corazón, se hace a sí mismo vulnerable a Dios y a los otros. Esto puede presentarle una perspectiva terrorífica.

"Sin embargo es enormemente importante abrirnos nosotros mismos al otro. Tenemos un inmenso deseo de ser conocidos y de ser amados. Y es en el corazón donde experimentamos estas dos realidades…

"Es importante advertir que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Orar desde el corazón significa ser vulnerable ante Dios. Significa orar desde nuestra desnudez. Esto es difícil. Es suficientemente duro para nosotros aceptar que estamos destrozados, pero mucho más orar desde nuestro anonadamiento. Para tener una relación personal auténtica con Dios, tenemos que aprender a aceptar nuestros propios fallos y a orar desde el corazón."12

"Cristo, el pastor, guía el rebaño con la palabra que él predica y garantiza la verdad de su enseñanza por el supremo testimonio que es la entrega de sí mismo. Se ofrece a sí mismo en sacrificio para comunicar a sus ovejas una vida abundante, especialmente a través de la eucaristía. Las tres funciones -predicación, culto, y liderazgo- se convierten en la expresión del amor del pastor, y de ese amor sacan su inspiración."13


El Cristiano y el Orden Social

El Obispo John Kinney de St. Cloud, Minnesota, U.S.A., publicó una carta pastoral sobre la justicia social, el 20 de Agosto de 1998. Aquí están algunos extractos de la carta: "Todo ser humano es creado por Dios, redimido por Jesucristo y llamado a la comunión con Dios. Por esta razón cada persona tiene una dignidad sagrada –cada uno de nosotros es tan amado por Dios que la única respuesta posible que podemos ofrecer es amar a Dios en respuesta y amar y respetar todo lo que Dios ha creado.

"En esta dignidad sagrada todos los humanos son iguales –La dignidad de la persona humana significa que toda vida es sagrada. Los cristianos respetan las vidas de todos los humanos y extienden este respeto a toda la creación. La vida es un don amoroso del Creador. Nuestra respuesta –siempre y en todas partes- tiene que ser mostrar un respeto cariñoso por ese don. La dignidad de la persona humana es el fundamento de la enseñanza de la Iglesia a cerca de las personas y acerca de cómo organizar nuestra sociedad.

"Hoy se escucha hablar de los derechos individuales como algo muy importante. Muchos de nosotros estamos prontos a exigir los derechos personales ante los derechos de los otros, a veces en contra del bien de la comunidad. La enseñanza social católica ofrece una equilibrada visión de los derechos individuales. Los derechos humanos brotan de la dignidad de nuestro Dios que se da. Pertenecen a nosotros precisamente como humanos, y pertenecen a toda la gente… Son parte de lo que significa ser persona humana. Los derechos humanos envuelven y protegen la dignidad de cada persona.

"El derecho humano más fundamental que podemos nombrar es el derecho a la vida. Desde su concepción a su muerte natural, la gente tiene el derecho a vivir sus vidas tan plenamente como puedan. La enseñanza católica condena el aborto, la eutanasia, y el suicidio asistido como un pecado grave contra el Creador de toda la vida. La Iglesia se manifiesta cada vez más clara en su condenación del mal de la pena de muerte. Otro derecho humano fundamental es tener los medios necesarios para vivir nuestras vidas con dignidad. El derecho a la vida significa que todos y cada uno en este planeta tiene el derecho a compartir de los bienes terrenos de manera suficiente para uno mismo y su familia. Cada persona tiene el derecho a comida suficiente, a vestido adecuado, a casa, a cuidado médico, a educación, a empleo y a un medio ambiente seguro. No es suficiente hablar de derecho a la vida sin reconocer el derecho a vivir esa vida en la dignidad reflejada en las criaturas hechas a imagen de Dios."14


Silencio de Oración

Aquí tenemos unas inspiradoras y perspicaces palabras de Tomás Merton sobre la necesidad de silencio de oración en nuestras vidas.

"El silencio no existe meramente por sí mismo en nuestras vidas. Está ordenado a algo más. El silencio es la madre de todo discurso. Toda una vida de silencio está ordenada a una declaración final, que puede ser en palabras, una declaración del sentido de todo aquello por lo que hemos vivido.

"Vida y muerte, palabras y silencio, se nos han dado a través de Cristo –en El morimos para la ilusión y vivimos para la verdad. Hablamos para confesarle, permanecemos callados para meditar en El y entrar más profundamente en su silencio, que es a la vez el silencio de muerte y de vida eterna -el silencio del Viernes Santo y la paz de la mañana de Pascua.

"Recibimos el silencio de Cristo en nuestros corazones cuando en primer lugar hablamos la palabra de fe desde nuestro corazón. Elaboramos nuestra salvación en silencio y en esperanza. El silencio es la fuerza de nuestra vida interior. El silencio entra en lo más íntimo de nuestro ser moral, de tal manera que si no tenemos silencio no tenemos moralidad. El silencio entra misteriosamente en la composición de todas las virtudes, y el silencio las preserva de corrupción.

"Si llenamos nuestra vidas de silencio, estamos pues viviendo en esperanza, y Cristo vive en nosotros y da mucho más contenido a nuestras virtudes. Luego, cuando llegue el tiempo, le confesamos abiertamente –y nuestra confesión tiene mucho significado porque está enraizada en un silencio profundo. Despierta el silencio de Cristo en los corazones de los que nos oyen, de tal manera que ellos mismos aceptan el silencio y comienzan a asombrarse y escuchar. Porque ellos han comenzado a descubrirse a sí mismos en autenticidad."15


Pensamientos de una monja

"La vida religiosa tiene que ser una vida de servicio con un alto grado de autenticidad. El servicio a la humanidad, el servicio a la Iglesia, el servicio a nuestra propia comunidad. Pero eso es su expresión, no es su núcleo. El núcleo más íntimo está en el amor desposorio con Cristo. No celebrar a Cristo como Esposo del alma, y del corazón, dejará al religioso inevitablemente antes o más tarde vacío intentando hacer sus gustos y siempre fallando de manera desastrosa…

"Las mujeres, por largo tiempo o en la actualidad oprimidas, exigiendo respeto y reconocimiento, son ya en esa acción figuras de poder en el más profundo sentido de la palabra. El poder es ser reconocidos no sólo en las revindicaciones de los derechos y asunción de ciertas primacías, por deseadas y muy dignas de alabanza que sean, sino también y más radicalmente en cada nueva expresión de triunfo del amor y del sufrimiento sobre lo erróneo y lo malo. El Dios todopoderoso estuvo triunfante en la cruz. Necesitamos investigar el significado de las cosas.

"¿Quienes son figuras más destacadas en la Pasión de Cristo? En el tiempo de la vida terrena de Jesús era muy difícil para ver una posición de mujer guiando naciones o ocupando oficinas de gobierno. Sin embargo, entonces como ahora, las mujeres han sido figuras de poder. Tenemos el ejemplo de una joven campesina que acaudilló todas las fuerzas francesas hacia una victoria haciendo posible la coronación de Duhghin en Reims, o de nuevo cuando una joven de Siena se impuso al Papa para que se comprometiese a volver a su propia casa y trono en Roma cuando ninguna fuerza de hombre había sido capaz de persuadirle o forzarle en esa dirección.

"De hecho, la mujer tiene que ejercitar sus poderes, pero necesita saber cuales son. Tiene el derecho y la obligación de su feminidad de descubrir y señalar la belleza, de confesar la verdad a cerca de sí misma, primero a ella misma y luego a todos los demás, de perseverar en la bondad bajo cualquier dificultad. Y la tenemos también en la actualidad del sufrimiento que afronta el mismo Dios. Las lágrimas son el mejor grito de batalla. No es un juego de palabras.

"Vemos la compañía llena de amor de la mujer siguiendo tras Jesús. Las encontramos saliendo sin miedo de entre la multitud que gritaba y amenazaba para abrirse paso a través del cordón de soldados y llegar al pie de un Jesús desmayado por el dolor. Ninguno, parece, tuvo el valor de detenerlas. O, evidentemente, ni lo pensaron. Y, ¿para qué? ¿Para gritar una protesta? ¿Para gritar por una justicia? No, simplemente para llorar por aquel a quien amaban. Arriesgaron sus vidas y las vidas de los niños que llevaban en sus brazos justamente para dejar claro a Jesús que le amaban más que a sus propias vidas. Ahí estuvo la Verónica, que… sin miedo manifestó un amor poderoso y tan grande que pudo abrirse paso entre los soldados y rufianes que rodeaban a Jesús por el camino de la cruz y llegar a ofrecerle consuelo a aquel que ella amaba más profundamente que a la misma vida. De nuevo -para hacer ¿qué? Sólo para limpiar el sudor y la sangre de su cara. Al pie de la cruz, el hombre fue sobre pasado en número por la mujer. Dos figuras de poder femenino permanecieron allí con amor tan fuerte que ningún soldado tuvo el valor de removerlas o despacharlas lejos. Dos mujeres: La Madre Inmaculada de Dios y una mujer convertida de la calle."16


Pensamientos varios

"Veo a los mártires, esos que estaban deseando dar sus vidas por El, por esta verdad. Muchos pasaron por una muerte terrible en total aislamiento, amando únicamente a su Dios. En el alma está este anhelo intenso por Dios que no puede ser satisfecho por ninguna persona terrena, lugar, o cosa. En el alma está esta sed que nos guía a esta unión intensa con Dios. Es una fuerza impulsiva que guía al alma, como a un mártir, a escogerle antes que a la propia vida en la tierra. Puede ser que Dios no nos llame al martirio, pero viviendo en este mundo que es tan tolerante con el secularismo, tenemos muchas ocasiones cada día para sufrir pequeños martirios mientras nos afanamos por vivir en su Verdad. Estos pequeños encuentros con la muerte, como me gusta llamarlos, nos acercan más a El que es la Verdad. Cada vez que escogemos morir a esa parte del mundo que no es verdad y vivimos para El, experimentamos una nueva forma de participar en su resurrección.

"Muchos hoy piensan que el sufrimiento es algo de lo que tenemos que liberarnos. Cierto, podemos utilizar las formas de aliviar el sufrimiento que están de acuerdo a la voluntad de Dios. Pero en esta vida el sufrimiento es inevitable. Un estudio de la vida de nuestro Salvador nos lo muestra. En su verdad nos enseña que el sufrimiento aceptado de acuerdo a la voluntad del Padre lleva de manera auténtica a mejor vida.

"Tengo que hablar más de la verdad, pues es lo que quiero clarificar. No hay sino una verdad y se encuentra en Cristo. Ese centro de la verdad se encuentra en todos nosotros. Pero estamos afectados por lo que nos rodea y la información que permitimos que nos llegue. Podemos conservar este centro de la verdad conectado en grado óptimo a El que es la verdad absoluta: seleccionando con limpieza el material de nuestra lectura, filtrando adecuadamente todo lo que vemos y las cosas en que nos envolvemos.

"La verdad se encuentra al vivir en el plan de Dios. En cada momento el Padre quiere que vivamos de acuerdo a su plan con Cristo, en el Espíritu Santo, ayudados por la intercesión maternal de María. Viviendo de esta manera, ayudamos a hacer que llegue el reino del Corazón de Jesús y el triunfo del Corazón de María"


Reflexión sobre la Escritura

Después de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Al encontrarlo, se emocionaron mucho y su madre le dijo: "Hijo, ¿porqué te has portado así? Tu padre y yo te buscábamos muy preocupados." El les contestó: "Y, ¿ porqué me buscaban? ¿No saben que tengo que preocuparme de los asuntos de mi Padre?"

Pero ellos no comprendieron lo que les acababa de decir. (Lc 2,46-50).

El relato que acabamos de leer describe cómo María y José encontraron a Jesús en el templo después de haber estado separados de él. De vuelta a casa después de la celebración de la Pascua, al final se dieron cuenta de que Jesús no estaba con ellos, y se volvieron a Jerusalén en su búsqueda. La escena muestra varias lecciones para nosotros en lo que a la voluntad de Dios se refiere.

La escena nos recuerda el principio guía de la vida de Jesús –la amorosa conformidad a la voluntad del padre. De alguna manera Jesús sabía que él debía permanecer en el templo en ese momento concreto aunque María y José estaban de vuelta a casa. Su forma de actuar no era diferente en este ejemplo del que había sido en el pasado y sería en el futuro. La voluntad de su Padre se hacía manifiesta y él obedecía. Su Padre le mostraba el camino y él lo seguía. Los caminos del Padre eran siempre los caminos de Jesús, todo el día, cada día, y en todos los momentos. Como seguidores de Jesús, su principio guía tiene que ser también el nuestro.

Este acontecimiento de la vida de Cristo también demuestra que la conformidad a la voluntad de Dios en determinadas ocasiones hiere a los que queremos. Jesús sabía que este quedarse atrás en su vuelta a casa causaría sufrimiento a María y José –podemos imaginar su angustia. Jesús sintió que esto tuviera que suceder. Ciertamente él no era insensible a los sentimientos de María y José, sin embargo tenía que dejar que todo sucediera. Puede haber situaciones similares en nuestras vidas. Precisamente porque estamos luchando por encontrar y hacer la voluntad de Dios, sabemos que estamos causando dolor a los que queremos. Sin embargo sabemos que no hay otra forma de actuar, si queremos estar abiertos a los designios de Dios y ser auténticos con nosotros mismos.

El encuentro del niño Jesús en el templo nos interpreta todavía otro punto en lo que concierne a la conformidad con la voluntad de Dios. María y José sabían que de algún modo eso era la voluntad de Dios, el que Jesús permaneciera en Jerusalén mientras estaban de vuelta a Nazaret. Sin embargo no comprendieron por qué sucedía todo esto. Reconocían la voluntad de Dios, pero no la entendían. Sin embargo aceptaban la voluntad de Dios junto con el sufrimiento que les ocasionaba en sus vidas. La aplicación de esta lección a nuestras vidas es vivamente clara. A menudo ocurre un acontecimiento que no entendemos. Nos damos cuenta que de algún modo eso es la voluntad de Dios, al menos su voluntad permisiva. Sin embargo no entendemos, y la falta de comprensión es parte de nuestro sufrimiento.

Es obvio por todo lo dicho arriba que la conformidad a la voluntad de Dios en amor es el único camino, aunque no siempre es un camino fácil. A veces uno se puede ver tentado a ser agresivo y rebelde cuando encuentra resistencia con la forma de abrazar la voluntad de Dios. Este enfado y rebelión, si son consentidos, se convierten en una calle sin salida, un sendero que lleva a la amargura y a la tristeza. Sabemos eso. Sabemos que la única guía segura que tenemos en la búsqueda por la felicidad es la voluntad de Dios. Sabemos, además, que nuestros sentimientos nos invitan a actuar, que el único camino para la auténtica felicidad es el camino de Dios. Sabemos que Dios quiere nuestra felicidad más que nosotros mismos. Sabemos que él permite que el sufrimiento cruce nuestros caminos al hacer su voluntad, y de la misma manera él nos concede la gracia de aceptar adecuada y provechosamente el sufrimiento como un camino hacia una mayor santidad cristiana. Sabemos, pues, en lo profundo y centro de nuestra existencia, que la voluntad de Dios es nuestra felicidad.


Una Oración por los Sacerdotes

Muchos laicos rezan por nosotros, y de manera organizada. ¿No es justo que también nosotros recemos por todos nuestros hermanos en el sacerdocio, y de manera regular? Aquí sigue una oración que nos puede ayudar en este intento.

"Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño, te rogamos que por el inmenso amor y misericordia de tu Sagrado Corazón, atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes, pastores del mundo entero. Te pedimos que retomes en tu Corazón todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino, que enciendas de nuevo el deseo de santidad en los corazones de aquellos sacerdotes que han caído en la tibieza, y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes el deseo de una mayor santidad. Unidos a tu Corazón y el Corazón de María, te pedimos que envíes esta petición a tu Padre celestial, en la unidad del Espíritu Santo. Amén."

Esta oración ha sido tomada del Manual de Oraciones de los Asociados de Pastores de Cristo, una rama de los Ministerios de Pastores de Cristo. Los asociados son miembros de los grupos de oración que se reúnen regularmente a orar por las necesidades de toda la familia humana, pero especialmente por los sacerdotes. Si le interesa una o varias copias de este manual de oración, y más aún, si le gustaría recibir información de cómo comenzar un grupo de Pastores de Cristo, póngase en contacto con nosotros en la siguiente dirección:

Shepherds of Christ, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193
Teléfono (llamada gratis): 1-800-211-3041
Fax: 1-513-932-6791


Acto de Consagración

Señor Jesús, Pastor Principal del Rebaño, consagro mi vida sacerdotal a tu Corazón, traspasado en el Calvario por nuestro amor. De tu Corazón traspasado nació la Iglesia, la Iglesia a la que me has llamado, como sacerdote, para servir de la manera más selecta. Revelas tu Corazón como el símbolo de tu amor en todos sus aspectos, incluyendo el más delicado amor por mí, a quien has elegido como tu sacerdote-compañero. Ayúdame siempre para entregar mi vida en servicio a Dios y al prójimo. Corazón de Jesús yo pongo en Ti mi confianza!

Bienaventurada Virgen María, me consagro a tu maternal e Inmaculado Corazón, este Corazón que es el símbolo de tu vida de amor. Tú eres la Madre de mi Salvador. Tú eres también mi Madre. Tú me quieres con el más selecto amor como si fuese tu único hijo-sacerdote. Y en respuesta, me entrego enteramente a tu amor y protección maternal. Tú seguiste a Jesús a la perfección. Tú eres el primer y perfecto discípulo. Enséñame a imitarte en la forma de presentar a Cristo. Sé mi maternal intercesora para que a través de tu Corazón Inmaculado yo pueda ser guiado a una unión cada vez más cercana al traspasado Corazón de Jesús, Primer Pastor del Rebaño, que me conduce al Padre en el Espíritu Santo.


Cartas

Querido Padre:

Ayer recibí sus cartas y el libro, Cartas de Espiritualidad.

Estoy encantado porque llegando tanto material a mi mesa del estudio es imposible leerlo todo. Sin embargo, su regalo me parece como que va a llenar a una gran necesidad para nosotros aquí. Simplemente no tenemos tiempo para leer mucho y hemos pensado a menudo que sería una buena cosa si uno de nosotros pudiera asimilar una buena cantidad de los escritos que recibimos, resumirlos y enviarlos al resto de nosotros. Sin embargo, también encontramos eso poco práctico. Y más bien pienso que lo que usted nos ha enviado es justamente lo que necesitamos, y ya que es en espiritualidad servirá de la mejor ayuda e inspiración. Tengo que comunicarle que todos los sacerdotes de aquí son unos enormes trabajadores, todos ellos trabajan muchas horas manualmente viajando en bote, cuidando plantaciones ligeras, cuidando las máquinas de los botes, levantando edificios, etc… simplemente para mantener sus residencias, (la mayoría de ellos en islas aisladas) así que tienen poco dinero para comprar buenos libros, y muy poco tiempo para leerlos si los consiguen. Lo que usted envió parece que puede llenar nuestras necesidades. Parece a primera vista ser la esencia de la gran necesidad que nosotros tenemos para el desarrollo de la misma espiritualidad sacerdotal.

Muchas gracias. Estoy muy agradecido.

Muy sincera y fraternalmente suyo en el Señor.

Obispo D.C. Morre
Diócesis de Alotau
Papua, Nueva Guinea


Querido P. Carter:

Estoy buscando como recibir la publicación de Pastores de Cristo. Cada ejemplar es una experiencia enriquecedora.

¿Sería posible tomar algunos artículos de su publicación para incluirlos en el boletín de mi parroquia? Me gustaría compartir esta inspiradora información con mis parroquianos.

Sinceramente en Cristo,
Rev. W. Paysse
Slidell, Louisiana


NOTAS:

  1. Las citas bíblicas son tomadas de La Nueva Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas (Madrid) y Verbo Divino (Estella, Navarra).
  2. Los documentos del Vaticano II, "Constitución Dogmática sobre la Iglesia" Núm. 61
  3. Ibid., Núm. 60
  4. El Papa Juan Pablo II, Carta Encíclica, "La Madre del Redentor", United States Catholic Conference, Núm. 38.
  5. Ibid., Núm. 45
  6. Ibid., Núm. 45
  7. El Papa Juan Pablo II, carta, "El Misterio y el Culto de la Eucaristía", Pauline Books and Media, Núm. 9
  8. Robert M. Schwartz, "Líderes servidores del Pueblo de Dios", Paulist, p. 154.
  9. Edward Leen, "A la Semejanza de Cristo", Sheep and Word, pp. 290-300.
  10. El Papa Juan Pablo II, en "¡Celebren el año 2000!", Servant Publications, pp. 140-141 11.
  11. Arzobispo Luis Martínez, "El Santificador", Pauline Books and Media, p. 68.
  12. Stephen J. Rossetti, "Espiritualidad del Sacerdocio", tomado de Human Development Vol 18, Núm. 1, Spring, 1997, pp 26-32
  13. Jean Galot, S.J. "Teología del Sacerdocio", Ignatius Press, p. 137
  14. Obispo John Kinney, tomado de "Los Orígenes", CNS Documentary Service, Sept. 10, 1998, Vol. 28, Núm. 13
  15. Un Lector de Thomas Merton, Thomas Mr Donnell, editor, Doubleday, p. 459.
  16. Madre Mary Frances, P.C.C. Forth and Abroad, Ignatius Press pp. 180-184.
  17. "Los Trabajos Coleccionados de San Juan de la Cruz", O.C.D., y Otilio Rodríguez, O.C.D., "Máximas y Consejos", Double day and Co., Núm. 75. p. 679
  18. "Historia de un Alma", La Autobiografía de Santa Teresa de Lisieux", ICS Publications, p.280.
  19. Avery Dulles, "Modelos de la Iglesia", Doubleday, p. 63.

Masthead

website: http://www.shepherds-of-christ.org
E-Mail: info@shepherds-of-christ.org

1998, EJEMPLAR NÚM. 5
Pastores de Cristo

Los Ministerios de Pastores de Cristo
P.O. Box 193
Morrow, Ohio 45152-0193
U.S.A.

Pastores de Cristo, una publicación de espiritualidad para sacerdotes, se edita cada dos meses por Shepeherds of Christ Ministries, P.O. Box 193, Morrow, Ohio 45152-0193, USA. Como su distribución es gratis para todos los sacerdotes de los Estados Unidos, y se está extendiendo internacionalmente, sus donaciones son muy importantes para nosotros. Sugerencias y comentarios son bienvenidos, así como los cambios de dirección y direcciones de los [sacerdotes] recién ordenados. El permiso de reproducción está garantizado para uso no-comercial. Editor P. Edward Carter S.J., Profesor de Teología en la Universidad Javier en Cincinnati, Ohio, USA, es el Director Espiritual para Shepherds of Christ Ministries. Presidente de la junta de Directores es John Weickert. Presentación del Buen Pastor por el Hermano Jerome Pryor J.S. Arreglos y diseños gráficos por Cathy Ring. También dedicado al progreso espiritual de los sacerdotes está funcionando una red de conexión mundial de grupos de oración para laicos/religiosos, Asociados a Pastores de Cristo, oficina principal en 2919 Shawhan Road, Morrow, Ohio 45152, USA telefono 513-932-4451, fax 513-932-6791.


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